¡Entre las gravísimas pruebas a las que está sometida hoy la Iglesia, entre las tempestades aún más graves que la amenazan, es hermoso contemplar la calma, la imperturbable calma, como ella continúa su obra civilizadora en el mundo!… Segura de sí y de la ayuda que le viene desde lo alto, ella, del pacífico ejército de sus soldados, casi todos los días saca alguna escuadra, elegida entre los más valientes y los manda a los cuatro puntos cardinales de la tierra, los lanza sobre las playas más remotas, más allá de los mares, más allá de inmensos desiertos, más temibles que los mares, para infundir en los nuevos la fe, para conservarla y acrecentarla en aquellos que ya la poseen, […]