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AL FINAL EL SISTEMA TE OBLIGA A DELINQUIR SI NO TIENES RECURSOS

27 de enero de 2020

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“Ninis” son un caldo de cultivo para la violencia

En Centroamérica hay 2.2 millones de jóvenes entre 12 y 24 años que “ni estudian ni trabajan” -conocidos como ninis-. Expertos y jóvenes reconocen que este grupo es un caldo de cultivo para la proliferación de la violencia y la pobreza, al tiempo que advierten que la falta de acciones urgentes en educación y empleo podría traer serias consecuencias para la seguridad de la región.

A los 24 años, Berner Rivera podría considerarse un nini, pues hace tres años abandonó los estudios de Arquitectura y actualmente no tiene un empleo; ocupa su tiempo libre en los videojuegos, ver televisión, tomar licor con sus amigos, navegar en internet y chatear en las redes sociales.

Hace poco asistió a una entrevista para trabajar en un call center de la capital: “Quiero trabajar allí porque no es difícil tomar llamadas, atender a la gente, resolver sus problemas y lo mejor es que pagan bien”. Al preguntarle si continuaría sus estudios de Arquitectura, respondió que no, porque los horarios de trabajo no se lo permitirían y necesita el dinero para sobrevivir.

Asegura que su situación no es fácil de afrontar, pues vive en una colonia aledaña a un área roja –altamente insegura–, y al entrevistarlo comenta que tiempo atrás convivió de cerca con pandilleros y ladrones, viéndolos cometer varios crímenes. Asegura que nunca se involucró en esos hechos ilícitos, pero reconoce que estar expuesto a estos representa un riesgo.
Esta situación no es muy diferente a la de miles de jóvenes centroamericanos que carecen de oportunidades laborales y educativas, y a la vez están en una situación de vulnerabilidad que se convierte en un caldo de cultivo para la violencia y la pobreza.

De acuerdo con el Informe Estado de la Región, en Centroamérica hay 2.2 millones de jóvenes de entre 12 y 24 años considerados ninis. La mayor parte, el 80 por ciento, son mujeres y sobre todo de áreas rurales.

“Esta es una situación particularmente grave para Centroamérica, una región que necesita elevar el nivel educativo de su población para mejorar su productividad y aprovechar la ventaja de contar con flujos crecientes de población en edad laboral para impulsar su desarrollo”, refiere Alberto Mora, coordinador de investigación del informe.
“No tener acceso a la educación y al mercado laboral perpetúa el ciclo de reproducción de la pobreza y exclusión social en las zonas rurales”, destacó el investigador.

El problema de los ninis radica en que toda su energía y tiempo libre se concentra en actividades fuera de la educación o el trabajo. Esto implica problemas graves para la sociedad pues, este grupo se convierte en una población vulnerable para ser captada por la delincuencia organizada, pandillas o se condena a vivir en el umbral de la pobreza.

LAS CAUSAS

Al ser consultado sobre las situación de los ninis, Joan Godoy, de la Defensoría de la Juventud del Procurador de los Derechos Humanos, considera que el Estado debe garantizar una cobertura total del sistema educativo en primaria, secundaria y a nivel universitario, en cumplimiento de los derechos fundamentales de la niñez y la adolescencia, que a su criterio necesitan educación de calidad para poder progresar.

Además, señala que “se necesita una cobertura apoyada en estrategias que den a los jóvenes la oportunidad de trabajar tiempos parciales, sobre la prioridad de continuar con sus estudios”.

Es importante destacar que la voluntad de la juventud por superarse, debe ser el primer componente para que las escasas oportunidades que se puedan presentar, sean aprovechadas de manera satisfactoria. Los migrantes, son un ejemplo de ello.
Estadísticamente, menos del 2 por cientos de la población de jóvenes que se gradúa de diversificado continúa la universidad, y por otro lado, la economía de la región es muy compleja y poco alentadora para la mayoría de la población; por esa razón se conocen casos de familias en que los jóvenes tienen una necesidad ineludible de trabajar en tareas mal remuneradas y por ende, de abandonar sus estudios.

Abner Paredes, del movimiento de jóvenes del Centro de Acción Legal para los Derechos Humanos (CALDH), señala que el fondo de esta situación es la falta de políticas públicas y proyectos concretos que permitan que la juventud esté realmente integrada en la sociedad, con oportunidades educativas y laborales.

Aunque señala que “el problema también tiene que ver con el tema de diversificar las carreras disponibles para los jóvenes, de una manera más adaptada a la realidad local, pues muchos jóvenes prefieren no seguir estudiando porque las carreras disponibles definitivamente no les están permitiendo acceder a algún tipo de empleo o no llaman su atención”.
Otro problema es la deserción de la juventud del sistema educativo. Paredes comenta que existe un grupo de jóvenes afectado por esta situación, que por una u otra razón han sido vinculados con algún tipo de violencia a nivel comunitario y consecuentemente son expulsados de las instituciones educativas.

Los problemas en el ramo de la educación a la vez repercuten en el ámbito laboral, con dificultad para obtener empleos dignos, ya que la mayoría de la oferta en el mercado de trabajo no garantiza las condiciones básicas de respeto a los derechos de los trabajadores.

FACTOR DE CAMBIO

Larry Hernández es un joven de 18 años que vive en una colonia de alto riesgo de la zona 18 de la Capital guatemalteca. Todas las condiciones de su entorno se prestan para que sea un nini, pero como pocos jóvenes encontró en la música y el baile una oportunidad de desarrollo. Fue su factor de cambio. En su tiempo libre practica un tipo de baile urbano, conocido como breakdance o b-boying, en la escuela de hip hop Trasciende, en donde sus amigos le llaman alias B-boy Pingüino.

El año pasado, Larry se graduó de Bachiller en Computación, pero decidió que este año dedicaría todo su tiempo al baile. Esta idea nació cuando surgió la oportunidad de participar en una competencia latinoamericana en la que los bailarines guatemaltecos obtuvieron el primer lugar, para luego clasificar al Mundial de B-boys en Montpellier, Francia.
A pesar de no trabajar, ni estudiar, Larry ha encontrado en el B-boying una fuente de ingresos, ya que ocasionalmente junto con sus compañeros de baile hacen presentaciones espontáneas en la que la gente les aplaude y les da dinero. También son contratados para hacer presentaciones en iglesias, escuelas, colegios, universidades y fiestas. Sin embargo, si tuviera algún trabajo permanente, su ideal es ser un coreógrafo profesional.
Larry tiene expectativas de ingresar a la Universidad y estudiar Administración de Empresas, y montar un negocio propio relacionado con el hip hop y el b-boying, pero prefiere emigrar a Estados Unidos, porque dice que para desarrollarse como bailarín urbano tiene más y mejores oportunidades allá. En Guatemala, reciben apoyo del gobierno, pero es muy poco, comenta; por ejemplo, les ofrecen trabajo para enseñar baile en Escuelas Abiertas, pero no ganaría suficiente.

La mayoría de jóvenes de la calle no ven accesibilidad en la educación porque no tienen una tutela económica que los cobije. En este sentido, Fernando Reynoso, Mr. Fer, Presidente de la Asociación de Artistas del Hip Hop Trasciende, señala: “El gobierno debería empezar a trabajar y reforzar los programas de prevención de violencia, también modificar el sistema económico de Guatemala y generar oportunidades de empleo”.

Es un proceso progresivo, sin embargo “podrían aportar abriendo programas de educación, saliendo a las calles a conocer a este tipo de niños, brindarles alternativas, que tengan otro tipo de educación, no precisamente la que da el colegio sino otras cosas que los puedan beneficiar, que les enseñen oficios, instruirlos en diferentes artes o cualquier otra cuestión, porque si al joven no le gusta el sistema educativo, es complicado lograr introducirlo; al final el sistema te obliga a delinquir si no tienes recursos…” señala.

TAREA PENDIENTE

El fenómeno “nini”, en términos es poco conocido, pero es una realidad constante que si no se atiende, contribuirá con el círculo de violencia que no cesa en nuestro país. Proveerlos de educación, empleo, recreación y actividades que incrementen sus capacidades intelectuales y creativas, representará para el país un avance, pues mientras mayor sea el número de jóvenes enfocados y con deseos de superación, menos será el agua para el caldo de cultivo de la violencia.

Los “ninis” masculinos representan alrededor del 10% de la población de 12 a 24 años en todos los países, independientemente de su lugar de residencia, excepto en las zonas urbanas de Nicaragua -13,5%- y El Salvador -11,4%-.
Uno de los principales factores que explica la no asistencia escolar es la dificultad económica de los hogares. Esa es la razón que aduce el 34,5% de los adolescentes de 15 a 17 años en Panamá y 30,6% Guatemala para no asistir.

Alrededor de una tercera parte de estos jóvenes señalan la falta de interés como la principal razón para no asistir a un centro educativo. “Ello alerta sobre la importancia de repensar la oferta educativa para hacerla atractiva y acorde a las necesidades y entorno de los estudiantes y sus familias”, puntualizó Mora.

Fuente/Autor: JODY GARCÍA

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