En esta Cuaresma, que acaba de terminar, quedé impresionado en ver el gentío que acompañó a Cristo en las diferentes procesiones aquí en la Capital: hombres, mujeres, jóvenes y niños, todos unidos, expresando su tradiciones y su fe. Primero los cucuruchos habían hecho largas filas afuera de los Templos para sacar turno, y en el mero día de las Procesiones unos jóvenes iban cargando al Apóstol Juan y las muchachas a la Virgen María y en seguida la grande anda con el Cristo con la Cruz a cuesta, en medio de adornos alusivos a un mensaje bíblico.
Algo verdaderamente hermoso.
Por la 15 Ave. de la Zona 1 una gran manta decía: Señor, bendice la Casa del Migrante y el Seminario Beato J.B. Scalabrini.
Me dio ganas de gritarle a Cristo: Quédate con nosotros, Señor. Quédate con nuestros hermanos Migrantes que, como tú, están agobiados, porque la carga es demasiado pesada.
Y a los cucuruchos me dio ganas de decirles: Hermanos, ¡qué hermoso que vayan cargando al Cristo en sus hombros! Pero no se les olvide que en el mundo hay muchos Cristos, que están esperando a alguien que les lleve una palabra de fe y de consuelo.
Volviendo al Seminario mi grito se hizo oración: Señor Jesús, que estos Seminaristas sean hoy y siempre otros Cirineos, que vayan por el mundo haciendo más ligera la Cruz de los pobres y desheredados.
Padre Román
Fuente/Autor: Padre Román