La situación dramática de la infancia hace actual el testimonio de una nueva beata portuguesa.
VISEU, Portugal – lunes, 29 mayo 2006
Para el prefecto de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos, el mensaje de la madre Rita Amada de Jesús (1848-1913), beatificada este domingo, recobra toda su actualidad, visto el sufrimiento y explotación que padecen también los niños del siglo XXI.
Y es que «punto característico» del camino de santidad de la religiosa portuguesa «fue la atención materna y caritativa a los niños pobres y abandonados, por quienes dio heroicamente su vida», reconoció el cardenal José Saraiva Martins.
El purpurado presidió el domingo, en la localidad natal de la madre Rita Amada de Jesús, Viseu, el rito de beatificación de la fundadora del Instituto de las Hermanas de Jesús, María y José.
Rita Lopes de Almeida nació en el 5 de marzo de 1848. En 1880 sentó las bases de su Instituto con la apertura de un colegio para niñas pobres.
Su obra se extendió en diversas localidades y pudo sobrevivir a las difíciles condiciones políticas trasladándose a Brasil. La madre Rita Amada de Jesús falleció el 6 de enero de 1913.
Originario de la misma región que la nueva beata, el purpurado recordó en «Radio Vaticana» las circunstancias de la época en la que nació la madre Rita: «un momento, social y religiosamente, de notables laceraciones entre las autonomías cívicas y la Iglesia».
«A principios del siglo XIX, la Iglesia en Portugal, a causa de las vicisitudes políticas y de las consecuente supresión de las órdenes religiosas, escribió altísimas páginas de martirio, hasta tener que encaminarse al desierto del éxodo, como ocurrió a las hijas espirituales de la madre Rita, precisamente en 1913, mientras ella volvía a la casa del Padre», describió.
Por los niños pobres y abandonados «dio literalmente su vida»; «no hay amor mayor», reconoció el purpurado.
«Tras las destrucciones materiales y morales de la Segunda Guerra Mundial, el siervo de Dios Pío XII varias veces, en sus mensajes, gritó: Salvemos a los niños, que son el futuro de la sociedad. Más de setenta años antes, en un clima análogo de revueltas y destrucción, la beata Rita puso a los niños pobres y abandonados en el centro de su atención», reflexionó.
«Sus hijas espirituales recibieron y desarrollaron esta consigna –constató–, recogiendo, a la vez, la solidez y la sencillez de las intuiciones pedagógicas de la madre Rita y su contribución concreta a la alfabetización» de la gente «en Portugal y Brasil»; «aún hoy es madre amorosa de miles de niños en Europa, África y América Latina».
«Atención a los niños, a la vida, especialmente si sufre ataques de la miseria y del abandono moral»: así sintetiza el prefecto del dicasterio para las Causas de los Santos el mensaje de la nueva beata.
«La madre Rita no podía ofrecernos un mensaje más actual –alertó–, dado que las crónicas diarias nos vuelven a presentar la amargura de niños asesinados, rechazados, ofendidos en su pudor y en su inocencia, vendidos, esclavizados o prematuramente preparados para la guerra».
En su homilía –de la que citó pasajes la agencia «Ecclesia»– el cardenal Saraiva apuntó la «tierna devoción mariana» de la nueva beata, «con su particular predilección por el Rosario», que anticipó de cierto modo cuanto llegaría del «mensaje de Nuestra Señora a los tres pastorcillos de Fátima» tan sólo a los cuatro años de la muerte de la religiosa.
«Enamorada» de Jesús –de donde procedía su «celo apostólico»–, la madre Rita deja también un mensaje «muy importante», porque «luchó con todas sus fuerzas por la liberación de la mujer de toda esclavitud».
De la educación, sobre todo de los niños y jóvenes, depende el futuro de un país, de toda la sociedad; «es la grande y preciosa enseñanza de la madre Rita», insistió el purpurado.
Fuente/Autor: Zenit