Las pocas oportunidades de educación e inserción laboral para jóvenes preocupan a Leonor Calderón, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas.
Ella considera que si la población productiva tiene las condiciones para generar riqueza, es un bono demográfico, porque ello se convierte en réditos para el Estado, pero si no las tiene se vuelve una bomba de tiempo, por lo cual exhorta a trazar estrategias en este sentido.
¿Cuál es el tema de la celebración del Día Mundial de la Población este año?
Nos hemos centrado en el hecho de que para el 31 de octubre del 2011 alcanzaremos los siete mil millones de habitantes.
¿Cómo se puede calcular la población?
Es una proyección con base en la tasa de fecundidad y de crecimiento. Se puede saber cuánto incrementa la población año con año; obviamente podemos medir con bastante precisión, pero es un aproximado, nunca será exacto.
¿Cómo ha sido ese crecimiento poblacional?
La población alcanzó los mil millones de habitantes en 1804; en 1927 se llegó a los dos mil millones; en 1960, a los tres mil millones; en 1974, a los cuatro mil millones; en 1987 llegamos a los cinco mil millones; en 1998 ya fueron seis mil millones, y el 31 de octubre del 2011 alcanzaremos los siete mil millones de habitantes.
¿Cómo afecta la cantidad de pobladores a las posibilidades de mejorar la calidad de vida?
Es un momento muy interesante, y así lo vemos. ¿Qué significa que siete mil millones vivan en el planeta Tierra? Pues sobre todo un gran compromiso.
Este año, además, por culminar el Año Internacional de la Juventud, hemos querido orientar la preocupación a los jóvenes, que son los que reciben este mundo que les dejamos las generaciones anteriores y son los que van a vivir y sufrir las consecuencias positivas o negativas de los aciertos y descuidos.
¿Qué mensajes piensan lanzar este Día de la Población?
Hay siete mensajes que queremos enfatizar para reflexionar sobre ellos: la pobreza y la desigualdad, las mujeres y las niñas, la población joven como un bono demográfico, el impacto de la humanidad sobre el planeta, la planificación familiar y la urbanización.
En cuanto a la pobreza y desigualdad, ¿cómo las visualiza la ONU?
Es el tema central y lamentablemente sigue siendo uno de los mayores males de la humanidad. Vivimos en un mundo más rico que antes, que genera mucho más dinero que nunca antes; sin embargo, la desigualdad es un lastre cada vez mayor, con una brecha enorme.
En Guatemala la pobreza tiene aspectos visibles y cosas que no son visibles. El invisible que más nos preocupa es la desnutrición crónica.
Usted habló de un bono demográfico. ¿A qué se refiere con ello?
El bono demográfico significa que hay una gran cantidad de población joven, la mayor que nunca antes ha existido, en edad productiva.
Esta edad productiva es un bono, porque si es bien utilizada es una garantía de que gran cantidad de quienes trabajan aportan, tributan, y estamos hablando de una sociedad que da estabilidad, desarrollo y oportunidades.
Si la sociedad brinda las condiciones necesarias para que esa población pueda insertarse a la vida laboral, generar riqueza y producir, estamos hablando de una oportunidad de mejorar las perspectivas, pero si no lo brinda estamos hablando de una auténtica bomba de tiempo.
¿Qué es lo que más preocupa en el caso de Guatemala?
En este país tenemos una preocupación importante, porque hay un gran número de jóvenes que no estudian y no han conseguido una actividad productiva laboral. Obviamente esto aumenta el riesgo de que se incremente del reclutamiento de jóvenes por parte del crimen organizado, y eso nos preocupa bastante.
Fuente/Autor: SANDRA VALDEZ – Prensa Libre