Le pedí a Dios que me quitara el orgullo, y dijo Dios: ¡No!
Me dijo que era algo que él tuviera que quitarme, sino que yo tenía que entregar.
Le pedí a Dios que me concediera paciencia, y dijo Dios: ¡No!
Me dijo que la paciencia es producto de la tribulación y no se concede, sino se conquista.
Le pedí a Dios que me diera felicidad y dijo Dios: ¡No!
Me dijo que él da bendiciones, que la felicidad depende de mí.
Le pedí a Dios que me evitara el dolor y el sufrimiento, y dijo Dios: ¡No!
Me dijo que el dolor y el sufrimiento me partan de las preocupaciones mundanas y me acercan más a Él.
Le pedí a Dios que hiciera crecer mi espíritu y dijo Dios: ¡No!
Me dijo que debo crecer personalmente y Él estaría siempre conmigo, porque tengo fe.
Le pedí a Dios que me ayudara a amar a los demás, como Él me ama
y dijo Dios: Por fin estás empezando a entender….