KÖNIGSTEIN, martes, 29 agosto 2006
Según el padre Andrzej Madej, OMI, superior de la misión «sui iuris» en Turkmenistán, en esta antigua república soviética de Asia Central con 5 millones de habitantes mayoritariamente musulmanes, no hay más que 64 católicos bautizados, en torno a 50 catecúmenos y un número similar de «amigos de nuestra fe».
En una reciente visita a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), este misionero polaco de 55 años de edad matizó: «La labor catequética con adultos y jóvenes, la oración –en particular, el rezo del Rosario– y, sobre todo, la celebración de la Eucaristía nos ayudan a sobrevivir y confieren a nuestra comunidad dinamismo y fuerza interiores».
El padre Madej, con sede en Asjabat, la capital turcomana, añadió: «Psicológicamente, nos sentimos aislados (del resto de la Iglesia), porque en el país trabajan dos sacerdotes católicos, pero ninguna religiosa, y tampoco tenemos iglesias. La misa y demás actividades religiosas se organizan en casas de particulares».
Y prosiguió: «Cuando, cinco meses antes de su fallecimiento, me reuní con el Papa Juan Pablo II, le mostré una piedra de la montaña Kopet-Dag y le dije: Santo Padre, tenemos la esperanza de poder construir un día una iglesia católica en nuestro país. El Papa bendijo esta piedra que ahora atesoro en mi casa, aunque espero que no por mucho tiempo».
Fuente/Autor: Zenit