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Mundo Misionero Migrante

Santa Sede: Urge voluntad política, social y económica para aliviar el drama de los Refugiados

27 de enero de 2020

Busca en GALERÍAS DE FOTOS unas imágenes del Congreso internacional “El Fenómeno Migratorio y los Derechos Humanos”, que se llevó a cabo en México, D.F. hace unos días.

El arzobispo Silvano Tomasi (Misionero de San Carlos) interviene ante el Comité Ejecutivo del ACNUR

GINEBRA, lunes, 16 octubre 2006

Las numerosísimas vidas que se están perdiendo por la «desesperada búsqueda de una existencia más segura y decente» constituyen una llamada de atención al fracaso de la comunidad internacional en «mantener sus objetivos de solidaridad y protección», alertó el arzobispo Silvano Maria Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas de Ginebra.

El prelado intervino en estos términos el pasado 4 de octubre, durante la 57ª sesión del Comité Ejecutivo del ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), celebrada en la ciudad suiza.

Para el prelado, una «conciencia más amplia» de la responsabilidad de protección «debería alentar un esfuerzo añadido para aliviar la gravedad de la situación de los solicitantes de asilo» que subsisten dispersos en distintas religiones del planeta.

Citó el ejemplo de los «recientes desplazamientos de iraquíes por Oriente Medio». «Ellos son particularmente vulnerables -advirtió-. Los conflictos les impiden regresar y en el país de residencia temporal su estatus no es adecuadamente reconocido; es casi el de apátridas».

Recalcó además que ya es «obvio» que se necesitan más recursos para salir al encuentro de todas las necesidades de protección y enfocarse no sólo en las poblaciones que están en un estado de deriva, sino también en «los 5,7 millones de los 9 millones de refugiados en el mundo en situaciones prolongadas» como tales, los más de 4 millones de refugiados palestinos y «los aproximadamente 24 millones de desplazados internos».

«Si la solidaridad internacional añadiera a su presupuesto de ayuda al refugiado una pequeña proporción del incremento en gastos de armamento» –«de 1996 a 2005 el gasto militar aumentó un 34%»-, «se daría un gran paso hacia una respuesta adecuada al dolor de la humanidad desarraigada», propuso el prelado.

Pero el aspecto financiero no basta. «Se necesita voluntad política para que la responsabilidad de protección sea lo suficientemente amplia como para abarcar la prevención de las tragedias de los desplazamientos forzosos», subrayó el arzobispo Tomasi, indicando que «el camino del diálogo y del respeto de los derechos humanos debe sustituir el del conflicto».

En este contexto apuntó «que los campos de refugiados, oficiales o no, no deberían permanecer más en el mapa mundial».

La tarea actual «es la disolución de estos campos a través de las clásicas estrategias de repatriación voluntaria, integración local y reasentamiento», pero el arzobispo Tomasi observó, en nombre de la delegación de la Santa Sede, que, «debido a algunas situaciones complejas del presente, la opción del reasentamiento debería revisarse».

Y es que «un gran número de países pueden dar la bienvenida a grandes cifras de refugiados ansiosos de empezar una nueva vida en libertad y sostenimiento propio», señaló.

En la preparación de los refugiados para el reasentamiento pueden colaborar y brindar ayuda competente organizaciones no gubernamentales o confesionales, considera el prelado.

En esta tarea, en su opinióni, «de hecho, como expresión de la sociedad civil, las ONG pueden ser buenos compañeros por su cercanía a la realidad en el terreno, su experiencia y su capacidad de crear una opinión pública favorable hacia los recién llegados».

También «la sociedad en general debería renovar su sentido de responsabilidad en la protección», y ello, en primer lugar, a través de la educación, que «puede transmitir los valores de la solidaridad y la hospitalidad», expresó monseñor Tomasi.

En conjunto, sindicatos, empleadores, escuelas y comunidades de creyentes pueden prepararse para «un encuentro cada vez más frecuente con personas necesitadas y darles la bienvenida para construir un futuro común», invitó.

«Manteniendo la persona humana y su dignidad en el centro de atención, la responsabilidad de protección continuará encontrando la capacidad creativa de responder de forma humana y justa a los nuevos acontecimientos», concluyó.

Fuente/Autor: Zenit

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