El Beato Juan Bautista Scalabrini pone a sus Misioneros bajo el patrocinio de San Carlos.
Ha llegado el momento, oh queridos, de poner definitivamente nuestra Congregación bajo el patrocinio de un Santo, cuyo nombre, sirva para identificarla y sea como el símbolo, el sello.
Después de haber rezado al Señor un día sobre esta cuestión, y haber invocado las luces del Espíritu Santo, se presentó a mi mente más radiante y suave que nunca la figura del gran San Carlos. Me pareció oír una voz que me decía: ¡he aquí el patrono, el apoyo, el modelo de tus hijos!… y desde aquel día decidí ponerlos en sus manos
Se honrarán, por tanto, de llamarse de ahora en adelante Misioneros de San Carlos.
¡San Carlos! El era, como se ha dicho muy bien, uno de aquellos hombres de acción que no dudan, no se dividen, nunca dan marcha atrás; que en cada uno de sus actos pone toda la fuerza de su propia convicción, toda la energía de la propia voluntad, todo su carácter, todo sí mismos, y triunfan
¡San Carlos! Ejemplo maravilloso de aquella impávida constancia, de aquella generosa paciencia, de aquella ardiente caridad, de aquel celo iluminado, infatigable, magnánimo, de todas aquellas virtudes, que hacen de un hombre un verdadero apóstol de Cristo.
(Carta a los Misioneros para los Italianos en las Américas 15 de marzo de 1892)
Fuente/Autor: La Redacción