El Beato Mons. Juan Bautista Scalabrini es una de aquellas figuras que asumen contornos cada vez más precisos y sorprendentes cuando a través del tiempo, de personajes de la crónica se convierten en personajes de la historia.
Por su intermedio Dios hizo florecer en la iglesia y para la Iglesia, como don del Espíritu, un nuevo carisma que tiene en el peregrino su espiritualidad y en el servicio al migrante su pastoral específica.
Podemos afirmar que los migrantes y los refugiados tienen en el Beato Scalabrini un Padre y un Intercesor para sus derechos y su dignidad ante Dios y ante los hombres. Al mismo tiempo su testimonio nos invita a una acción caritativa hacia los millones de personas que, aún hoy, se encuentran desamparados a causa de los problemas que surgen por la emigración y el desplazamiento forzoso.
Los Misioneros Scalabrinianos, siguiendo las huellas de nuestro fundador, damos gracias a Dios por este don. Y, en la Iglesia que públicamente proclama la actualidad de este carisma, nos ponemos al servicio del proyecto de reunir a todos los hijos dispersos de Dios alrededor de la misma Mesa.
Fuente/Autor: La Redacción