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Nochebuena. Nos metimos en Belén

27 de enero de 2020

¿Qué hacer con esta luz de Cristo que recibimos en esta Nochebuena, en esta Noche venturosa, en esta Noche llena de claridad?

Cristo nos sólo es Pan, ni sólo es Palabra encarnada. Es también Luz. En toda la liturgia hoy resplandece la Luz de Dios. Belén es la casa del Pan, que nos alimenta y es Palabra Encarnada que nos habla, Palabra vivificadora, regeneradora, santificadora… a quienes están atentos receptivos. Y hoy en esta Nochebuena queremos comentar una riqueza más del misterio de Belén: es Luz ¿No decimos: dio a luz?

I. ¿Dónde se aprecia más la luz?

Es la oscuridad, Isaías nos ayudará en esta primera reflexión de Cristo Luz: “El pueblo que caminaba en tinieblas, vio una luz grande, habitaban tierras de sombras, y una luz les brillos”

¿Es que acaso parte de la humanidad no caminaba en tinieblas, y a palpas porque todavía no se ha encontrado con Cristo Luz? Tinieblas y sombras son el pecado, la corrupción, la mentira, la malversación de fondos. Tinieblas y sombras son las guerras, la violencia, el terrorismo, los crímenes, que suceden al mundo. Tinieblas y sombras son la opresión, el yugo y el bastón con que todavía a 21 siglos de la Venida de Cristo, son azotados algunos hermanos nuestros. La misma ciudad de Belén en este año 2005 está vestida de luto y sin posada por las fuerzas oscuras de la violencia.

¿Esta parte de la humanidad ciega podrá ver la luz-de Cristo, en esta Nochebuena, o seguirá tropezando, hiriéndose, cayendo en medio de tierras de sombras? “A esta humanidad una luz le brilló”

¿Es que acaso nuestra misma Patria no camina en estos momentos por sombras inciertas, inseguras… conducida por gente no iluminada por Cristo-luz de los pueblos y de los corazones?

Y porque no vemos nos quitan el botón de nuestra fe y de nuestros valores morales y cristianos…

Necesitamos ver. Y Cristo en esta Nochebuena se nos presenta como Luz que ilumina nuestro camino hacia el Padre, hacia la eternidad. Cristo luz ilumina nuestra conciencia para que pueda siempre percibir y distinguir el bien del mal.

¿Dónde se aprecia más la luz? En la oscuridad. Por eso Cristo hoy se aprecia mucho más.

II. ¿Qué se necesita para ver esta Luz?

Abrir los ojos. Por más luz que haya, si yo cierro los ojos, no veo.

Abrir los ojos significa limpiarlos, pues, tal vez las lagañas o el llevar una vida disipada nos impide ver esa luz.

San Pablo en su Carta a Tito, que hemos leído nos pone en peligro de todo aquello que nos impide ver a Cristo Luz, todo aquello que nos cierra los ojos del alma para ver esa Luz que emana de Belén: dejarse levar por los deseos y apetencias mundanas, y por una vida sin religión, es decir, sin referencia a Dios y a la moral. ¡Cuántas leyes emanan nuestros gobiernos sin referencias a Dios! ¡Cuantas cosas estamos tentados a hacer, que no llevan esa referencia a Dios, que no goza de esa luz de Dios: odio, malquerencia, violencias, impurezas, envidias, ambiciones, egoísmos, juergas y fiestas mundanas y peligrosas para la fe y la moras!

Y Pablo nos da el colirio para curar nuestros ojos y así ver esa luz de Cristo que brota de Belén: sobriedad de vida, honradez, piedad, como la vida de esos pastores sencillos.

“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande”. Abramos los ojos para ver esa luz. El solo mirar esa luz ya nos va purificando

III. ¿Qué hacer con esta luz de Cristo que recibimos en esta Nochebuena, en esta Noche venturosa, en esta Noche llena de claridad?

Nos contesta San Lucas en su Evangelio:

Los ángeles llenaron de luz a los pastores, los envolvieron en esa claridad. Y los pastores, felices, contentos, después de que fueron corriendo a Belén, y se dejaron iluminar con esa Luz de Cristo… salieron corriendo a comunicar a todos esa luz, a llevar esa claridad, el calor de ese Cristo-Luz.

Los corazones de estos pastores estaban caldeados, entusiastas por el contagio de esta luz. Cristo-luz en esta Noche Buena nos pide a todos nosotros llevar esa Su Luz por todos los rincones.

A nuestros hogares, para que con esa luz de Cristo podamos compartir esa Pan que también hoy recibimos.

Entre nuestros amigos y vecinos, para que esa luz de Cristo disipe las sombras de la desesperanza e inseguridad.

Entre quienes sabemos que están necesitados de esa Luz de Cristo.

No nos quedemos con ese Pan, repartámoslo.

No nos quedemos con esa Palabra, comuniquémosla.

No nos quedemos con esa Luz, llevémosla por todas partes.

¡Este es el misterio de la Navidad!

¡A todos ustedes les deseamos una Feliz Noche Buena y Feliz Navidad! Que brille en sus familias la luz de Cristo.

Fuente/Autor: P. Antonio Rivero LC | Fuente: Catholic.net

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