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Migrantes hallan refugio en corridos

27 de enero de 2020

Ante el fracaso de la iniciativa para legalizar a los indocumentados en EU, mexicanos allí expresan su frustración a través de las coplas de su tradición musical.

Viernes 06 de julio de 2007

NAMPA, Idaho.— Al ver la cobertura televisiva sobre las marchas migratorias, José F. García enloqueció. O más bien, se sintió frustrado y decidió sacar su acordeón.
Fue así como García empezó a componer este corrido, con las ideas que se le iban ocurriendo:

Ahora nos ponen barreras para que no regresemos;

pero eso no impedirá que a Estados Unidos crucemos;

Por arriba, como venados brincamos; por abajo, como topos pasamos

Acompañado por su hijo, encargado del tambor, García tocó el corrido, titulado “Latinos unidos”, en un campo de cebollas, a beneficio de los investigadores del centro Western Folklife, una organización cultural no lucrativa en Elko, Nevada, que inició un proyecto para documentar la influencia y el folclor mexicanos en el oeste de EU.

Hace tiempo ya que los corridos empezaron a hablar de la melancolía en la frontera norte de México. Los héroes mueren. Los amantes se separan o son traicionados y, en los narcocorridos, los narcotraficantes son homenajeados. Pero conforme los migrantes se mudaron al norte, los corridos empezaron a inspirarse en sucesos cotidianos y actuales. Por ejemplo, se han escrito algunos sobre la familia Kennedy, los campos de cultivo y las inundaciones.

García grabó un corrido sobre los ataques del 11 de septiembre de 2001, titulado “Tragedia en Nueva York”, teniendo como fondo el sonido de un avión, mezclado con el de las guitarras y el acordeón.

Era el 11 de septiembre, cuando el mundo despertaba

en el año 2001 cuando se reportaba

que en las dos torres gemelas

dos aviones se estrellaban

El centro Western Folklife Center quiere crear archivos con este material, a fin de dejar testimonio de la presencia mexicana más allá de la frontera y de utilizar las canciones en segmentos en la radio y televisión públicas.

Aunque fue concebido antes de que se intensificara el debate migratorio, Hal Cannon, director y fundador del centro, dijo que el proyecto podría servir como recordatorio de que, suceda lo que suceda, la influencia hispana ya echó raíces.

“Creo que es una canción importante”, dijo Cannon a sus colegas después de escuchar algunos versos del corrido de García, quien desea presentarse con su banda y participar en una competencia de corridos que el centro tiene planeado llevar a cabo el 15 de este mes.

Músicos y expertos no se ponen de acuerdo sobre cuáles canciones califican como corridos y cuáles no. A decir de los puristas, la canción de García sobre la migración, aunque cantada al estilo del corrido, con instrumentos utilizados comúnmente en este género, no es tal.

“Creo que alguien tiene que morir”, dijo Juan Dies, etnomusicólogo de Chicago que trabaja en el proyecto con el centro. “Pero algunas personas no piensan lo mismo”.

“Al final de cuentas, la comunidad, y no un experto de Chicago, es la que define lo que es un corrido”, añadió Dies.

Canciones ‘con mensaje’

Además de la migración y el terrorismo, el repertorio de García incluye canciones de amantes desesperados y de otros temas más típicos de los corridos, que suelen ser más favorecidos por la gente aquí.

“Para mí, un corrido es una canción con un mensaje”, dijo García, que recientemente abrió un club de baile, pero espera algún día dedicarse de lleno a su banda. “No me gustan los que hablan de narcotraficantes, que son populares en la radio y les agradan a los jóvenes”.

Algunos de los corridos más viejos aquí hablan de la belleza del valle, o de los largamente olvidados pleitos de bar. Pero la añoranza del hogar, y los problemas para regresar, son temas más populares entre los músicos locales contemporáneos.

“La gente quiere sentirse transportada a casa, a las cosas que pasan allá”, dijo Gerardo Barca, mejor conocido por su apodo, Lalo.. Por eso, escribió “Lindos recuerdos”, una canción agridulce sobre el rancho que tenía en Michoacán, y de cómo en su lugar ahora hay una ciudad, a la que no ha podido volver desde hace 15 años, cuando partió hacia EU.

“Todos aquí se sienten identificados con eso, con la idea de querer regresar al hogar, sin lograrlo”, dijo.

Los migrantes hispanos, principalmente los mexicanos, llegaron a Treasure Valley en tres momentos diferentes. Los primeros arribaron en el siglo 19, para trabajar en las minas y la construcción de vías de ferrocarril; otros llegaron para trabajar en el sector agrícola tras el boom de posguerra en las décadas de los 40 y 50. Una tercera oleada llegó en el último par de décadas, cuando Boise y sus suburbios comenzaron a “tragarse” los campos. Entre 1990 y el año 2000, la población hispana en Idaho creció 92%, a 101 mil 690; la mayor parte creció en Treasure Valley.

Alfredo Paz, músico local, lamenta que los jóvenes prefieran los narcocorridos. “No queremos cantar sobre drogas, violaciones ni nada de eso”, dijo Paz, quien prefiere cantar corridos sobre amantes traicionados, como en “Le Quedan Plumas Al Gallo”.

García, quien lleva más de 20 años en EU, dijo que él simplemente está siguiendo una tradición musical heredada de su padre y practicada en la pequeña localidad donde creció. “Siempre quise ser alguien, así que compuse música”, explicó.

Cuando vio las manifestaciones promigratorias, García dijo sentirse obligado a ponerle música a “nuestra historia”. “Necesitamos escribir historias y esta era una parte importante de nuestra historia aquí”, añadió. “Los corridos solían funcionar como periódicos. Bueno, tal vez deberían seguir siéndolo”.

Fuente/Autor: RANDAL C. ARCHIBOLD • THE NEW YORK TIMES /El Universal

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