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Mexico: Era emigrante y me recibieron, palabra de un obispo

27 de enero de 2020

México: Era migrante y me recibieron, palabra de un obispo

1- Quiero hablar de los Migrantes que no son criminales sino seres humanos “imagen y semejanza” del creador y que buscan tener una vida mejor – El fenómeno de la migración es tan antiguo como lo es el mundo en el que vivimos y ahora se ha agrandado especialmente en nuestro México por la falta de empleo que padecemos y por la cercanía de los Estados Unidos que hacen a muchos desear tener “sueño americano” y realmente existen muchos mexicanos como decimos “del otro lado” quienes envían dinero a sus familiares y la remisión de estos dólares alivia a nuestra economía.
Por desgracia hemos sufrido por los muchos mexicanos que han muerto en el desierto y como algunos han dejado sin protección a sus familiares cuyos nombres quedaron escritos en los periódicos y otros nombres no los conocemos, sin duda el deterioro económico ha agrandado más el fenómeno de la migración.

Como un ejemplo característico de Migración nos lo presenta el Señor San José, quien saliendo de Nazaret llevaba a su esposa la Virgen María y a su Hijo adoptivo Jesús para protegerlos de la ira del rey Herodes hasta Egipto, compartiendo así la suerte de los que hoy llamamos “mojados”. Su ejemplo es un incentivo para superar las estrecheces de los migrantes.

Son diferentes las causas por las que alguien decide salir de su país o de su comunidad. Pero la mayor parte de los migrantes buscan mejorar su nivel de vida y remediar un poco su pobreza traducida en hambre y falta de vivienda digna. Nos preocupa, sin embargo sobre todo actuales, que reciben los migrantes, porque en general el migrante es pobre, tiene poco dinero y es abusivo el cobro que le piden los coyotes y grande también el cansancio, el sudor, la sed y el hambre que pasan en el desierto; y sí logran cruzar la frontera pasan de ciudadanos a ilegales y son por eso perseguidos sobre todo por la ley aprobada en Arizona.

2- Leamos ahora lo que en la Biblia nos cuenta sobre los grandes Patriarcas, empezando por Abraham que se puso en camino de Ur en Mesopotamia hacia la tierra de Canaán (cf. Génesis 12,1-4.6). También fueron migrantes por hambre, los hijos de Jacob que fueron a Egipto en busca de comida (cf. Génesis 47,3-4)- el mismo pueblo de Israel fue migrante en el desierto de Babilonia donde lloró su nostalgia con lamentos y deprecaciones como leemos en los Salmos 137 y 125.

Finalmente la misma Sagrada Familia de José, María y Jesús fue migrante en Egipto; por eso me estremece el texto del Evangelio que nos muestra a Jesús y a sus padres, María y José, compartiendo su destino de cruz, pues Herodes persigue a Jesús Niño por la misma causa que llevará a Jesús adulto al inhumano madero: ser “Rey de los Judíos” (cf. San Mateo 2,2; 27.11-37)

3- Debemos ayudar a los migrantes, Jesucristo mismo nos pide que atentos a los signos de los tiempos actuemos con misericordia y compasión poniendo el corazón en los sufrimientos de nuestros hermanos Migrantes. La Ética del Amor debe traducirse en una Pastoral de migrantes que tome como una primera tarea el cuidado hacia el extranjero aunque sea extraño, por medio de centros de acogida, donde tengan un lugar para pasar la noche, asistencia médica y alimenticia: en la parroquias del norte especialmente en Nogales y Agua Prieta se han construido dichos centros.

No se trata de fomentar la migración ilegal, sino de cuidar la vida de quien ya tomó la decisión de salir de su pueblo o de su ciudad. Esta tarea actual es como una prolongación de lo que Dios Padre encomendó a San José, que protegiera la vida de su Hijo, cuyo cuerpo somos todos nosotros quienes formamos la Iglesia.

Lo que mucho me preocupa es el abandono de la familia que se queda sin protección cuando el padre se ausenta. Encuentro, sin embargo, esta expresión que los Obispos de Latino América escribieron en su reunión de Aparecida Brasil: “Las generosas remesas enviadas desde Estados Unidos, Canadá y Países Europeos, por los migrantes latinoamericanos, evidencian la capacidad de sacrificios y amor solidario a favor de las propias familias y patrias de origen. Es por lo general, una ayuda de los pobres a los pobres” (Aparecida, 416)

+ Carlos Quintero Arce
Arzobispo Emerito de Hermosillo

Martes 09 de Noviembre de 2010 08:19

Fuente/Autor: Mons.Carlos Quintero Arce

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