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LAS MIGRACIONES EN UN CONTEXTO DE CRISIS

27 de enero de 2020

El fenómeno contemporáneo de las migraciones, que se manifiesta intensamente en el mundo, revela una dimensión verdaderamente global que representa un gran desafío para los cirujanos de la economía. El bisturí de los que orquestan el funcionamiento de la economía de mercado está destruyendo el tejido social y está arrojando a la más alta situación de vulnerabilidad socio-económica a grandes masas de personas, a través de las deportaciones injustificadas.

En efecto, el bisturí de la economía de mercado globalizado ha profundizado la gravedad de los pacientes y ahora se encuentran en estado de coma. Así mismo, ha aumentado el APARTHEID social a causa de las estafas realizadas por los mercados financieros, mientras que la movilidad humana ha sido prácticamente excluida de las agendas de los mercados transnacionales.

Ante este panorama mundial y debido a la profunda brecha de desigualdad que genera, seguiremos presenciando grandes masas de trabajadores migrantes buscando alternativas de vida. Lamentablemente, asistimos hoy a una guerra fría en contra de los migrantes que se intensificará en el futuro porque las recetas no están solucionando la crisis de los pacientes de la economía.

En la actualidad, las fronteras se abren a las inversiones, bienes, servicios, pero no a las necesidades de los seres humanos. Se vuelve urgente llamar la atención de los gobiernos para que pongan fin a esta práctica criminal organizada por los mercados, en la que, para usar una expresión de Monseñor Scalabrini, millones de personas se vuelven víctimas de los “comerciantes de carne humana” – aquellos que usan el bisturí del mercado para el enriquecimiento ilícito.

Como en el pasado, actualmente siguen existiendo grandes masas de emigrantes movidas por el “objetivo de desarrollar todo el potencial a través de la fuerza de sus brazos y la buena voluntad de prosperar en la vida”. Esto porque los pobres han sido forzados históricamente a vivir en la pobreza y en la exclusión social, impidiendo que desarrollen su potencial humano.

La crisis desatada por la economía de mercado es consecuencia del modelo de producción, expansión y explotación vigente desde hace siglos en la historia de la humanidad. Es, además, de carácter estructural y financiero y fundamenta sus intereses en la libre negociación y privatización de los servicios básicos fundamentales de la población. Engloba, a su vez, otras crisis como la energética, la alimentaría y el cambio climático. Todas ellas atentan contra la humanidad, principalmente contra los más pobres. Hoy, con la crisis del capitalismo neoliberal, vemos como el desempleo amenaza la supervivencia de millones de personas. Y como nadie soporta pasar hambre y vivir al desamparo, es inevitable el aumento de la violencia y de las migraciones forzadas.

La crisis actual es de un nuevo tipo, no es como las tradicionales crisis cíclicas que son fruto del “mercado”; es una crisis con causantes concretos: grupos de especuladores que, en su avaricia por las ganancias, llevaron al colapso al sistema; aunque hay que hacer claridad que no son sólo un sector o grupo económico, sino una forma de inversión que realizan todos los grandes capitales que aparentan ser productivos.

Las soluciones planteadas a lo largo de la historia han llevado a que sus efectos sean trasladados a la economía real, provocando recesiones generalizadas, altos niveles de desempleo y angustiosas situaciones sociales en las economías de los países en vía de desarrollo. Los efectos caerán directamente sobre la vida de millones de personas, principalmente en las y los migrantes que podrían ser dañados por las malas políticas en aras de salvar el sistema. En esta dinámica, los efectos serían nefastos si no se enfrentan las causas reales de la crisis.

El Beato Scalabrini desde hace más de cien años afirmaba: “emigran las semillas, los animales, las ideas y el capital. ¿Por qué el ser humano no puede migrar libremente también?”. La realidad migratoria mundial del siglo XXI hace más vivo aún el pensamiento de Scalabrini, Padre de los Migrantes, y la práctica pastoral de la Iglesia en el mundo de las migraciones. Scalabrini se conmovía cuando veía las grandes masas de migrantes europeos que abandonaban de manera forzada su tierra natal. Ante el drama humano Scalabrini afirmaba: “son seres humanos en la flor de su vitalidad, hombres, mujeres que cargan a sus niños, jóvenes todos hermanados por un único sueño, todos encaminados hacia una meta común.” Hoy, continúan las grandes masas movilizándose en la búsqueda de la dignidad que les fue robada por el mercado neoliberal.

Fuente/Autor: Pbro. Mauro Verzeletti, cs Misionero Scalabriniano en Guatemala

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