“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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Editorial

La Santidad un Rayo Divino

27 de enero de 2020

Por nuestro bautismo todos estamos llamados a ser santos, es decir, tratar de vivir como Jesús. Pero la santidad no consiste en solo hacer milagros o cosas extraordinarias, sino en hacer el bien, y hacer bien lo que nos toca todos los días, en el cumplimiento de los deberes de cada día. La santidad consiste en amar a Dios y ponerlo en obra en nuestra vida.

“La santidad que Dios nos exige no consiste en realizar acciones importantes sino en el cumplimiento de los deberes de cada día, de cada momento; cúmplanlos entonces con fidelidad y constancia. Cúmplanlos ustedes, papás; ustedes, los que ejercen sobre otros alguna autoridad; ustedes, ricos, considerándose como los ministros de Dios en bien de sus hermanos, no apegando su corazón a las despreciables cosas de este mundo, sino mostrándose generosos con los que menos tienen. Cúmplanlos ustedes, trabajadores, santificando su trabajo con la oración, con la resignación y con la fidelidad, pensando en que Cristo ha sido el primero de entre los obreros y que ha rodeado el trabajo con una aureola celestial y divina. Cúmplanlos todos en el estado de vida y en la condición en que los ha colocado la Divina Providencia.

Aunque todos estamos llamados a la santidad, no todos aspiramos a ella. Es por eso que la Iglesia nos propone una lista de personas que se consideran santas, para que nos animen a amar más a Dios y a nuestro prójimo como ellos lo hicieron. La inscripción del nombre en esta lista, se hace mediante una ceremonia, que se llama de canonización, en la cual se reconoce que la persona que ha sido inscrita ha vivido de manera heroica su vida cristiana.

Fuente/Autor: La Redacción

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