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La religión de los jóvenes

27 de enero de 2020

Guatemala es un país de creyentes y eso incluye a la juventud, que se confiesa de ideas religiosas.
Uno de los hallazgos más interesantes de la Primera Encuesta Nacional de la Juventud en Guatemala, realizada el año pasado en forma conjunta por la Secretaría Ejecutiva del Servicio Cívico, el Consejo Nacional de la Juventud y el Instituto Nacional de Estadística –INE–, es el progresivo debilitamiento del catolicismo como religión dominante en Guatemala y el avance notable de las denominaciones evangélicas.
El estudio tuvo como población meta a los jóvenes comprendidos entre los 15 y los 29 años, residentes tanto en zonas urbanas como rurales. Lo primero que llama la atención es la escasez de jóvenes no creyentes: apenas el 8.5 por ciento dijo no profesar religión alguna y solamente el 1 por ciento manifestó ser no creyente. Esto es un contraste, por ejemplo, con Chile, en donde el 36.7 por ciento de jóvenes ya no participa en credo alguno. En este sentido, Guatemala continúa siendo un país muy propicio para expandir o fundar iglesias.
En términos globales, la encuesta nos dice que hay un 47.9 por ciento de jóvenes católicos. El avance de las denominaciones evangélicas, entonces, se ha logrado a costa del catolicismo. Hoy, el 32.5 por ciento dijo ser evangélico, y si a esa proporción le sumamos el 7.5 por ciento de quienes se describen como cristianos, vemos que ya 4 de cada diez jóvenes guatemaltecos son evangélicos. No deja de tener sentido, entonces, que el Presidente electo luego del tedeum católico también asista a la Fraternidad Cristiana para celebrar su asunción al poder.
Los evangélicos tienden a crecer más en las áreas urbanas del interior y en las zonas rurales. En el área metropolitana los católicos casi los duplican: por cada evangélico hay 1.76 católicos. Los datos muestran una correlación entre estrato socioeconómico y religión: la gente más acomodada tiende a ser católica. A contrario sensu, la brecha entre católicos y evangélicos se estrecha más en los estratos medio bajo y bajo. O sea, al parecer no son las megaiglesias las más efectivas para reclutar, sino las pequeñas congregaciones dispersas en barrios populares y aldeas. Y también que la afiliación a un credo no deja de estar asociada al tema de clase social. Además, así como la escolaridad está asociada al nivel de ingreso, de esa misma manera en Guatemala, los jóvenes con más educación tienden a ser católicos.
En términos de la frecuencia con que se asiste a la iglesia, independientemente de si se es católico o evangélico, los grupos que más van son las mujeres, quienes tienen entre 15 y 18 años, los residentes de zonas urbanas del interior, los indígenas, las personas de estrato bajo y los jóvenes con nivel educativo básico o menor.
Ojalá esta encuesta no se quede como un tiro al aire, y el nuevo gobierno se interese por realizarlas de manera periódica.
De esa manera, podremos tener un conocimiento más adecuado de cómo es la juventud guatemalteca en sus hábitos, creencias y costumbres. Y por supuesto, a quienes les interesa la sociología de la religión, les dará datos para comprobar el avance o retroceso de los diversos credos a los que se adscriben los jóvenes.

Fuente/Autor: Primera Encuesta Nacional de la Juventud en Guatemala

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