“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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La decisión por la vida nueva

27 de enero de 2020

La experiencia del amor, no se agota sobre sí misma como un perfume que se evapora en el aire, sino que nos lleva a tomar decisiones para que el amor sentido sea un amor encarnado en relaciones humanas y en proyectos que crean vida nueva.
Decidir libremente no es fácil porque nuestra interioridad es muy ambigua y arrastra contaminaciones del pasado que no siempre somos capaces de precisar, pues se esconden en los repliegues más oscuros de nuestra personalidad.
Todos estamos en las cuentas del mercado porque formamos parte de los tantos por ciento que manejan los que manipulan este mundo para sus propios intereses, y organizan sus técnicas de apropiación, a veces sutiles como un halago y otras compulsivas y violentas como los militares que reprimen a los campesinos que reclaman sus tierras. Sin receso nos llegan ofertas de productos banales que hay que consumir, y otras ofertas más serias porque afectan la vida familiar, el trabajo, la organización social o nuestra propia identidad.
Permanentemente tenemos que escoger, porque constantemente somos acosados con todo tipo de presiones. En cualquier dirección que volvemos los ojos allí nos asalta una oferta, un paraíso prometido o una amenaza. Además, las situaciones cambian tan rápidamente que no podemos instalarnos en las decisiones tomadas. Y esto produce cansancio, porque sin receso tenemos que decir sí, no, o el indeciso “ya veremos”.

 ¿Cuáles son “ofertas, propuestas, halagos, creencias, en fin amarres” del ambientes social y cultural que tienen señorío sobre mí?

 ¿Qué disposición tengo para ser libre de estas influencias?

 ¿Qué pasos y medios considero necesarios implementar?

Por otro lado, no sólo se trata de escoger entre las propuestas que nos hace este mundo, sino que en definitiva intentamos crear otras opciones no programadas ni enmarcadas en la publicidad ni en los programas públicos. Intentamos descubrir la novedad de Dios, la oferta que él nos hace, para ser nosotros mismos con nuestra propia vida una propuesta original y verdaderamente liberadora en este mundo.

Son dos las preguntas claves de toda decisión.
¿Qué es lo nuevo que Dios está realizando en medio de nosotros? Esto supone una atención a la realidad en la que vivimos, acogiéndola con todo respeto, creyendo que las situaciones están siempre abiertas a posibilidades nuevas. No hay ninguna realidad “dejada de la mano de Dios”.
La otra pregunta mira dentro de nosotros. ¿Cuál es la colaboración justa y precisa que Dios me propone a mí para realizar esta novedad? Para responderla necesitamos la capacidad de percibir en la propia intimidad los movimientos o impulsos que el Espíritu de Dios despierta dentro de nosotros, las inspiraciones que sentimos.

Una de las facetas más sorprendentes de la vida de Jesús, es que hablaba con autoridad y traía una novedad que sorprendió a todos. La cultura religiosa de su pueblo, tenía todo tan programado que no dejaba resquicios para lo imprevisto. Pero Jesús ve que lo inesperado es posible. La historia está abierta a las inagotables posibilidades de Dios. El las percibía, las manifestaba y las realizaba. Donde los dirigentes veían gente pecadora y maldita, Jesús veía hijos de Dios que esperaban el perdón y el abrazo de la comunidad. Cuando ellos creían que lo más importante era el rigor de los pasos contados en sábado o averiguar si los vendedores de vegetales del mercado habían pagado los diezmos al templo para no contaminarse, Jesús veía que la misericordia y la justicia eran lo que más agradaba a Dios. Mientras todo su cuidado estaba centrado en ser fieles a la ley del pasado, Jesús se concentraba en ser fiel al futuro que ya brotaba ahora desde los pecadores y excluidos del pueblo de Israel.
Cada uno de nosotros seremos verdaderamente espirituales, cuando en contra de mercaderes y desencantados, de violentos y de superficiales, descubramos la novedad que Dios nos propone, y concentrando en nuestra decisión todo lo que somos, cuerpo pensamiento y afectividad, nos entreguemos para crear el futuro nuevo que Dios nunca deja de suscitar en medio de nosotros.

 ¿Qué es lo nuevo que Dios está realizando en medio de nosotros?

 ¿Cuál es la colaboración justa y precisa que Dios me propone a mí para realizar esta novedad?
Mira y reflexiona sintiéndote parte de un grupo, un equipo ubicado en una realidad muy concreta a la que tienen que responder
“La experiencia del amor, nos lleva a tomar decisiones para que el amor sentido sea un amor encarnado en relaciones humanas y en proyectos que crean vida nueva”.

 ¿Cuáles son las decisiones que considero tengo que ir afrontando para vivir esta experiencia de vida nueva?

Fuente/Autor: Reflejos de luz

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