(de una carta abierta de Jon Sobrino a Oscar Romero)
El periodista te preguntaba qué solidaridad podría ayudar, y mencionó la ayuda económica y la oración, cosas buenas, ambas, por supuesto.
Pero si nos olvidamos de que son seres humanos sufrientes los que la necesitan, la solidaridad degenera, la ayuda languidece y la cooperación internacional termina siendo pensada y llevada a cabo en provecho propio -cuando no se convierte en instrumento de dominación, tal como ocurre con frecuencia. Sin poner a los seres humanos en el centro, la solidaridad no humaniza a los que dan. Suele, más bien, deshumanizarlos, haciendo que se sientan buenos, superiores, maestros que vienen del mundo civilizado.
Y sin poner a los seres humanos en el centro no perciben aquéllos cuánto pueden recibir de los pobres, sus valores, su dolor, su esperanza, hasta su gozo. Santidad primordial la hemos llamado. Hablar de ayuda que deshumaniza, puede parecer ingratitud o mal gusto, pero ocurre siempre que se olvida que son hombres. Hay que planificarla, sí, pero sobre todo hay que humanizarla.
Fuente/Autor: Jon Sobrino