“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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EN EL MES DEL AMOR

27 de enero de 2020

Febrero es llamado el Mes del Amor, pues es en este mes cuando se celebra el Día del Amor y de la Amistad, y entonces las personas buscamos de alguna forma demostrar a los seres queridos lo importante que son en nuestra vida.
Los chocolates se vuelven un negocio redondo y por todos lados se ven chocolates, flores, “cupidos,” corazones y cualquier otro regalito que sirva para demostrar nuestro afecto. Se aprovecha este mes para poder decir a nuestros amigos que los queremos, que estamos orgullosos de la amistad que nos une, y de alguna manera, es un mes para ponernos “cursis” y románticos en la expresión de nuestro afecto.
Este mes de febrero nos invita, pues, a pensar en el amor, un sentimiento tan difícil de entender y que nos mete en cada “embrollo” cuando no sabemos cómo enfocarlo. Es cierto que el amor es una energía muy poderosa que nos ayuda a salir adelante y que al expresar el amor, nos acerca a las personas a las que lo manifestamos.

, RECORDAMOS AL AMOR

La Biblia nos habla de una relación de amor entre Dios y su pueblo. Cada uno de los Libros de la Biblia nos pone de manifiesto que Dios nos ama, porque es amor.
El Nuevo Testamento nos habla que este amor de Dios se hace visible a través de Jesucristo, quien nos revela al Padre y nos acerca a él. San Juan nos dirá algo más profundo: “Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo Unigénito para que quien crea en Él, se salve.” (Jn 3:16) Y este amor se manifestó en la Vida de Jesús que nos dice San Pedro en su carta, “pasó haciendo el bien.”
Sería una buena señal en este mes recordar al AMOR, que es Dios y darle gracias por su manifestación de amor.

NUESTRO PROYECTO DE VIDA ES UNA OPCIÓN DE AMOR

En el folleto de enero hablaba de las opciones que hacemos en nuestra vida y que son la forma como nosotros correspondemos a Dios quien nos da a conocer su proyecto para cada uno de nosotros. Esta respuesta a Dios se debe fundamentar en el amor. Es por amor que nuestras opciones cobran vida y que dejan entrever que son parte del plan de Dios.
Cualesquiera que sea el estado de vida que cada uno de nosotros decida abrazar, hallará plenitud de acuerdo al “nivel” de amor que decidamos “invertir” en él. La persona que opta por el matrimonio logrará ser feliz y hallar la plena realización en la medida que base esta opción en el amor, y no solamente en la manifestación romántica, sino también en la serenidad espiritual que esto conlleva.
La santificación de la persona en este estado de vida se da al momento de compartir con la otra en una relación de amor que los lleve a los dos a ver y sentir a Dios que es Amor presente en sus vidas,
Lo mismo sucede con el sacerdocio y la vida consagrada. La santificación de estos estados de vida ocurre cuando la persona logra transparentar el amor de Dios y hacer de su vida una manifestación de amor en una relación recíproca de forma vertical hacia Dios y de forma horizontal con el pueblo de Dios.
Esto muchas veces pasa desapercibido cuando se habla de los estados de vida como una manifestación de amor. Tenemos esta idea, y disculpen JSF por insistir con el tema, de una expresión “mielosa” del amor de Dios al que en ocasiones nos han querido acostumbrar a ver de forma muy romántica. Sin embargo, es necesario decir que es a través de una relación de amor que Dios se hace presente en nuestra vida.

CUANDO NO OPTAMOS POR AMOR, LA CARGA SE VUELVE PESADA

La vocación es un llamado que surge del amor de Dios y que se manifiesta en la respuesta de la persona para un servicio completo a las necesidades de los demás. Esta es una definición clásica de la vocación.
Sin embargo, este llamado de amor de Dios encuentra la respuesta de la persona como una manifestación de Dios. Si esto no se da de esta forma, entonces la vocación tiende a desvirtuarse y llega con el paso del tiempo a convertirse en una carga pesada que aunada a las propias dificultades de la vocación, nos lleva a darnos por vencidos en la perseverancia de lo que queremos.
Cuando la respuesta surge del amor, la cosa cambia. No hablamos de una “carga” porque nadie nos obliga a cargarla, sino de la entrega a un proyecto de vida que nos deja no solamente la alegría de ver realizado aquello a lo que aspiramos.
Y tal vez porque nos cuesta trabajo hacer opciones por amor, nos cuesta trabajo entender la alegría y perseverancia de quienes han dedicado su vida a la conquista de los propios ideales. Y no solamente no entendemos, sino que nos olvidamos de reconocer que estas personas han creído que lo que hacen, optaron a hacerlo por amor.

CELEBRAR EL MES DEL AMOR NOS INVITA A UN COMPROMISO PROFUNDO

Si creemos que Dios, que es Amor, nos llama a dar nuestra vida a un proyecto que Dios nos ha preparado, no sería tan mala idea que en este mes del amor y de la amistad lo honráramos decidiendo optar en nuestra vida por amor, y no solamente por amor, sino por decidirnos a hacer presente el Amor en la vida de los demás. No podemos negar que lo que el Grupo de Rock “Manᔠcantó hace años es una realidad: Falta Amor. Y no solamente falta amor, sino que hace falta hacer vivo el amor de Dios.
Hemos recurrido para esto también a frases llenas de romanticismo que a veces nos alejan de la realidad, y llevan a muchos escépticos a imaginar un mundo “rosa” y entonces deciden dar marcha atrás.
Y a veces lo que ha hecho falta es descubrir que el Amor de Dios se manifiesta cada vez que hacemos una opción por amor y por el mismo amor decidimos mantenerla en perseverancia y llevarla a buen término.
Una buena forma de honrar al Amor, que es Dios, sería la de comprometernos a llevar su amor a los diferentes lugares donde sabemos que no se ha hecho presente, y que de alguna forma necesitan la manifestación del amor y de la presencia misericordiosa del amor de Dios. Si logramos cumplir con ello, entonces podemos hablar de que nuestra misión de cristianos la estamos cumpliendo.
Si logramos optar en esta vida inspirados en el amor como entrega radical a aquello en lo que creemos, entonces nos daremos cuenta que nuestra opción realmente vale la pena, y que podemos aspirar a cumplir lo que hemos decidido hacer: optar por Dios, optar por amor.

Fuente/Autor: Padre Chan, CS

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