“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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EL PROYECTO PERSONAL

27 de enero de 2020

Uno de los desafíos que, ha tenido que afrontar la vida religiosa ha sido el tener que reinventar nuevas mediaciones para revitalizar su vida y su misión, dado que muchas de las tradicionales fueron entrando en crisis una tras otra.

Y es que sin mediaciones concretas no se puede llevar adelante una existencia concreta. En esta búsqueda creativa de nuevas mediaciones, han ido apareciendo, entre otras, el proyecto personal y el comunitario.

El proyecto personal es ante todo voluntad de andar en verdad. Es tomarse en serio la aventura de la vida; es autoconocimiento y es discernimiento en el Espíritu. No consiste en ordenar una serie de objetivos y mediaciones, ni en alcanzar a toda costa una vida moralmente más perfecta, ni en someter los resultados a evaluaciones periódicas.

El proyecto personal es hoy un medio eficaz para el acompañamiento personal y espiritual, es una ayuda en el proceso de madurez personal planteado desde la totalidad del ser y de acuerdo con la dinámica diferencial de cada una de las religiosas y de su itinerario espiritual en un Instituto concreto. Pretende ayudar a la persona en su situación real para la mejor respuesta que puede dar en orden a su crecimiento.
Para que exista un proyecto personal tienen que darse algunas condiciones básicas en la persona :
a) autonomía: capacidad de tomar la vida en las propias manos para vivir la aventura de la propia libertad.
b) autenticidad: capacidad de adentrarse serenamente en sí mismo, para avanzar en un proceso de conocimiento y aceptación.
Conocerse, esto es, saber quién soy y cómo soy en mis cualidades y limitaciones y en mis fondos existenciales.
Reconocerse, esto es, no defenderme ni ocultarme de mí misma, sino poder decir con serena lucidez: “esta soy yo”.
Aceptarse, es decir, quererme como soy, incluidas mis limitaciones, que es como Dios me quiere.
c) discernimiento: apertura al Espíritu, único capaz de iluminar los fondos del corazón y de lograr el milagro de hacemos salir de nuestro connatural narcisismo para confiar nuestras vidas a Dios. Este discernimiento reflejará:
• la voluntad de verdad,
• la capacidad de conocimiento personal,
• la disponibilidad para la conversión,
• las motivaciones humano teológicas,
• la autoestima o falta de ella,
• las dimensiones bloqueadas de la personalidad,
• las inconsistencias psicológicas,
• la confianza en Dios y en los hermanos.

Es fundamental que cada una esté dispuesta a verse como es por dentro, a retomar su existencia en sus manos y a aceptarse como es, a mirarse en los fondos conscientes/inconscientes de su corazón y a abrirse confiadamente al Espíritu.
Si no se construye sobre estas tres columnas, el proyecto personal puede convertirse fácilmente en una trampa que en vez de liberar esclavice aún más.

Mediaciones e ideal

El ideal y las mediaciones son como los dos raíles sobre los que avanza la persona hacia su futuro.

Toda dinámica de crecimiento requiere la adopción de determinadas mediaciones que posibiliten llevar adelante el proyecto de vida asumido. Dios hace operativo su salvación siempre a través de mediaciones: Jesucristo es la gran mediación y de ella participan todas las demás mediaciones.

La gran mayoría de las mediaciones tienen un valor temporal, para un determinado momento de la vida. No las podemos absolutizar. Para que las mediaciones liberen la libertad, deben seguir un proceso personalizador que nos permita trascendemos hacia aquel valor que se nos ofrece en aquella mediación. El proceso personalizador, obra del Espíritu, consta de cuatro pasos:

a) descubrimiento de los valores (concientización)

La persona, decidida a vivir la aventura de su vida, se encuentra con algún valor capaz de plenificar su vida: la justicia, los pobres, Dios…

b) nos afecte en el sentimiento (corazón)

Cuando un valor no solo es conocido racionalmente (ideología), sino que también nos alcanza el sentimiento, (corazón) entonces tiene el poder de movemos, de motivamos por dentro, de tomar posición vital ante él. Tiene el poder de suscitar una actitud en nosotras, de generar una dinámica de actos como respuesta a este valor que nos ha afectado y ganado el corazón. Recordemos que “lo efectivo es lo afectivo”

c) nos mueve la voluntad hacia el compromiso

Guiadas e impulsadas por esas actitudes que generan en nosotros un dinamismo creativo, pasarnos a los actos como respuesta de una libertad que se siente comprometida con ese valor.

d) mediaciones adecuadas

Son aquellas prácticas, ejercicios o intervenciones (mediaciones) mediante las cuales queremos comprometer nuestra vida con esos valores a los que somos sensibles con el fin de, que estos terminen configurándonos en nuestros centros vitales y, en todo nuestro hacer. Se produce así la sanación de mi yo narcisista por el descentramiento hacia ese valor que se va constituyendo en mi nuevo centro personal.

El proceso sería el siguiente:
a) toma de conciencia de los valores desde mi situación real.
b) los valores me afectan en el sentimiento generando motivaciones y actitudes.
c) estas actitudes desencadenan dinamismos, que se convertirán en compromisos de la libertad.
d) mi libertad se compromete con esos valores incorporando mediaciones que me permiten dar pasos hacia adelante.

Fuente/Autor: desconocido

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