El día en que no trabajen los migrantes
Esta mañana la noticia más importante en Estados Unidos fue el video que le publicaron a Romney sobre su opinión acerca del 47% de los votantes norteamericanos, esos que siguen a Obama, y que según el republicano son una partida de inútiles que no trabajan, que todo lo esperan del Estado, que no pagan impuestos y que son un lastre para su país. El comentario lo hizo el candidato en una cena en Florida para recaudar fondos entre los millonarios que le apoyan y tuvo un alto contenido de desprecio para la gente de la clase media y clase baja que no ha tenido las oportunidades que tuvo este político.
Justamente anoche, sentado en un bullicioso y concurrido restaurante en Nueva York, veía el ajetreo de decenas de meseros que atendían con velocidad y diligencia a centenas de comensales. Y el detalle que me llamó la atención, principalmente, es que todos los que servían las mesas y también los que se encargaban de limpiarlas, eran trabajadores de origen latino o hispanos, como nos dicen en Estados Unidos. Era un sitio muy grande con un movimiento impresionante y en un momento comenté que menudo problema tendría ese país si un día los trabajadores que son inmigrantes hispanos decidieran paralizar la jornada. Quien estaba conmigo dijo: Dios los libre de una huelga de brazos caídos en respuesta al trato que muchos les dan y a lo que de ellos dicen ahora en tiempos de campaña los políticos.
Y es que a lo largo y ancho de los Estados Unidos la fuerza de trabajo de origen latinoamericano se ha encargado de realizar los trabajos más difíciles, los más duros y menos atractivos. Desde atender y limpiar las mesas hasta los de limpieza de sanitarios, pasando por el de camarera de hoteles o de jardinería y construcción, todo lo que demanda arduo sacrificio físico ha ido quedando como área de trabajo para los inmigrantes, legales o ilegales, que abundan en todos los Estados Unidos y que no son debidamente apreciados por el aporte que hacen a la economía.
Por el contrario, cuando uno habla con cualquier gringo sobre el tema, lo primero que sacan a relucir es que esa gente no paga impuestos, que usa los servicios médicos y de educación para sus hijos y que son un lastre para la economía del país que tiene que invertir tanto recurso en ellos sin recibir nada a cambio. La verdad es que reciben demasiado a cambio porque, repito, la economía tiene una altísima dependencia del trabajo que esforzada, honesta y cumplidamente realiza esa fuerza laboral inmensa que es columna vertebral del ritmo que tiene la actividad norteamericana.
Y por eso es que argumentos imbéciles como el de Romney lo hacen pensar a uno mucho en lo que pasa por la cabeza de los votantes de Estados Unidos. Después de ver el video y la forma en que habla de sus mismos compatriotas pobres, uno se pregunta cómo es que ese individuo puede aun ser candidato presidencial y tener siquiera remota posibilidad de alcanzar el poder. Alguien con una mentalidad tan racista, tan clasista, no debiera tener espacio en ningún movimiento político serio en países con electores educados y conscientes, pero en Estados Unidos este tipo se puede dar el lujo de ratificar todas y cada una de sus palabras, como ya lo hizo hoy en sus primeras declaraciones tras la difusión del video, porque al fin y al cabo están alimentando la política del odio, de la división y del enfrentamiento como recurso para enfrentar al presidente Obama.
Poner a Obama como adalid de los perdedores, de los mediocres y de los poco exitosos de acuerdo a los patrones modernos, es un objetivo de esta campaña y por eso Romney se deleita mostrando su desprecio por los que menos tienen, entre ellos nuestros compatriotas y demás latinos.
Fuente/Autor: Diario La Hora de Guatemala