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EL AMOR COMO MOTOR DE NUESTRA VIDA

27 de enero de 2020

El Mes de Febrero encierra la Celebración del Día del Amor y de la Amistad, en la que tratamos de expresar nuestro afecto a quienes nos rodean. Ciertamente, la idea surgió como la gran mayoría de las celebraciones, con una idea de mercadotecnia para comercializar productos y sacar algún provecho de la sensibilidad de la gente de buena voluntad que quiere mostrar su afecto, su amistad y todos los sentimientos de gratitud que sentimos hacia los demás.
Las parejas de novios van de tienda en tienda buscando el detallito para que cada uno pueda decirle a su pareja lo mucho que la ama, y para demostrarle lo mucho que se piensa en ella. Las parejas de esposos, parecen olvidar en muchos casos las diferencias que existen entre ellos y se dedican a mostrarse su amor, aunque como en otras fechas, al día siguiente ya no se acuerden de lo que un día antes se expresaron.

LOS AMIGOS TAMBIÉN SON PARTE IMPORTANTE

En este mes, también podemos expresar nuestro afecto a nuestros amigos y amigas, que son también parte importante en nuestra vida, aquellos y aquellas personas que nos ayudan a entender que el amor no es solamente un sentimiento utópico sino una realidad latente en nuestra vida.
Alguien me dijo una vez que los amigos son los ángeles que Dios nos manda para que nos demos cuenta de su presencia y de su amor, y en los momentos más difíciles de nuestra existencia nos ayudan a salir adelante. Cuando tenemos dilemas en nuestra vida, nada mejor que el buen consejo de los amigos para sacar a flote lo que pensamos, lo que queremos y lo que nos ayudará a seguir caminando y llevando a cabo nuestras opciones.
Los verdaderos amigos, también cuestionarán nuestras opciones, no para hacernos desistir de ellas, eso es lo que distingue a los buenos de los malos amigos, sino para poder clarificar aquello que nos llena de interrogantes y que no nos permite avanzar en nuestro proyecto de vida, nada mejor que un buen amigo o buena amiga para poder confrontar nuestras opciones y para recibir motivación para llevar a cabo nuestro ideal de vida.

LA FAMILIA, UN ESPACIO PRIVILEGIADO

Sé que tocar el tema de la familia siempre es un tema “escabroso” porque no siempre las relaciones familiares, que son la primera forma de contacto afectivo con el mundo, son del todo significativas.
Cada vez, hay que decirlo con tristeza la calidad y la importancia de las relaciones intrafamiliares va en decadencia, y cada vez nos cuesta más trabajo reconocer que aquellos con los que vivimos no son siempre con los que mejor nos llevamos.
Es muy triste saber que en la familia no existen relaciones significativas por la calidad de vida que a veces llevamos y que no nos permiten reconocer en el otro la presencia de Dios, pero sobre todo no nos permiten reconocer las capacidades, las cualidades y los buenos impulsos que existen en los demás.

LA DESINTEGRACIÓN FAMILIAR UN PROBLEMA DE NUESTRO TIEMPO

Sea por la migración, por problemas sociales, falta de comunicación o por disfunción psicológica, muchas familias se encuentran desintegradas, o si bien no logran mantener una comunicación profunda y significativa, y mucho menos obvio está, establecer relaciones cálidas que les permitan experimentar el amor en toda su manifestación.
Esta desintegración afecta no solamente la calidad en las relaciones interpersonales, sino que también afecta las opciones que los jóvenes y las jóvenes hacen en sus vidas, pues tristemente podemos ver que la forma como llevan las relaciones en casa les permite o no relacionarse con Dios, sobre todo cuando se usan para Dios atributos familiares, que no corresponden a una realidad positiva de experiencia familiar, y que de alguna forma frenan la posibilidad de encuentro con Dios y de seguimiento profundo a Jesús.
La desintegración familiar afecta también la confianza que la persona siente al relacionarse con el mundo, y su experiencia con los demás se ve filtrada por la experiencia familiar. Dentro de la Vida Comunitaria, o de la Vida Matrimonial, uno puede percatarse de la dificultad que tienen los jóvenes y las jóvenes cuando quieren relacionarse con otra persona o con otras personas y que su experiencia familiar no ha sido del todo constructiva.

LA EXPERIENCIA POSITIVA DE FAMILIA NOS AYUDA

No quiero parecer determinista, ni siquiera en términos psicológicos, pues esa no es la idea, lo que quiero dar a entender es que la familia y las relaciones intrafamiliares positivas ayudan a los jóvenes en sus opciones vocacionales, de tal forma que se busca vivir un proceso vocacional de forma tranquila, o cual parece más viable cuando el joven o la joven siente el apoyo de la familia y encuentran en su familia el apoyo y la comprensión para vivir su opción vocacional.
Este apoyo se manifiesta no solamente al momento de la primera opción, sino que acompaña durante el proceso de discernimiento permitiendo a la persona sentirse más libre para optar. Es cierto que cuando uno encima de las múltiples preocupaciones que el discernimiento conlleva en sí, hay que añadir las que una falta de relaciones significativas también acarrean y que le dificultan la respuesta apropiada vocacional.
Obviamente, nuestra idea no es ni con mucho la de presentar a la familia como un condicionante de las respuestas vocacionales, ni mucho menos que se despierten sentimientos de frustración por la experiencia familiar que nos haya tocado vivir. Creemos que aún cuando la experiencia familiar no ha sido la más apropiada, nuestras opciones y respuestas no dependen totalmente de ello.

CONSTRUIR UNA EXPERIENCIA DE FAMILIA

Jesús vino para enseñarnos que la Vida Cristiana es una experiencia de fraternidad. La Vida de Jesús, nos enseñó que vino con la misión de enseñarnos que la Relación con Dios, nuestra Religión consiste en una relación interpersonal en un ambiente de familia. Dios dejó de ser el Dios ajeno del Antiguo Testamento para convertirse en un Dios cercano, con Jesús, un Dios-Con-Nosotros, que quiso vivir en medio de nosotros y establecer su Tienda entre nosotros, y este Dios-con-nosotros, nos enseñó que Dios era un Dios de amor, al que podíamos llamar Abbá (Padre) y que podíamos establecer con Dios una relación familiar que nos une como hermanos y hermanas en Jesús.
Esta experiencia de familia, más allá de los lazos de sangre, la experimentamos también en nuestra vida cotidiana. Para nosotros, los religiosos, la Vida Religiosa nos convierte en hermanos de una familia que está más allá de cualquier relación consanguínea para convertirse en una opción personal de vivir la Vida Fraterna y de hacer una experiencia de familia.
Esto es lo que nos une, y con ello, nos impulsa a construir en el mundo una relación fraterna que nos ayude a vivir nuestro compromiso Cristiano con espíritu renovado y con el deseo de establecer relaciones interpersonales significativas.

A FINAL DE CUENTAS, ES CUESTIÓN DE OPCIONES

Tal como sucede en la vida religiosa, la vida fraterna y familiar es cuestión de opciones. No se trata de “culpar” a la familia en la que vivimos, o con la que no contamos, o la “que nos tocó”, se trata más bien de hacer una opción personal que conduzca a vivir en comunión fraterna con los que nos rodean.
Esto es lo que nos dará un nuevo sentido en la vida, que nos permitirá vivir siempre en la línea de optar siempre por crear lazos profundos con quienes nos rodean y hacer de ello una experiencia fraterna de vida familiar, en el fondo, la vida que Jesús vino a proponernos.

Padre Chan, cs

Fuente/Autor: Padre Chan, cs

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