Estudiantes michoacanos inician visita a varios lugares de California.
08 de agosto de 2007
En su primer viaje a Estados Unidos para conocer de primera mano la realidad de los inmigrantes, Arturo González no pudo sentirse menos que engañado.
González fue parte de los 17 jóvenes michoacanos que vinieron esta semana al sur de California, para conocer el verdadero rostro del inmigrante mexicano. Un rostro muy alejado de la imagen de abundancia y de confort que González tuvo durante años acerca de sus paisanos que emigraron de su estado hacia el norte.
“Me sentí como un ciego que por fin pudo ver. Desde que era niño yo veía cómo la vida de mis amigos cambiaba cuando sus papás se venían a Estados Unidos. De repente ya tenían carro, iban a escuelas privadas, pero nunca pensé que esos padres tuvieran que vivir en estas condiciones de pobreza para mandarles el dinero a sus hijos”, comentó este joven de 17 años.
Como parte del primer intercambio estudiantil enfocado a frenar la emigración de jóvenes mexicanos, González y sus compañeros recorrieron los campos, las clínicas y los caseríos de viviendas móviles donde viven apiladas numerosas familias inmigrantes en el Valle de Coachella, cuya población es 90% de origen mexicano.
“Es necesario que comencemos a abrirle los ojos a nuestra juventud mexicana para que sepa que aquí el dinero no se barre con escoba. Es hora de que conozcan lo bello, lo feo y lo duro de vivir lejos de la tierra y que dejen de mirar a su emigrante con el signo de dólares en la frente”, destacó Rosalío Platas, presidente de la Federación de Michoacanos de California del Valle de Coachella.
Los 17 estudiantes, todos originarios de Morelia, Michoacán, fueron seleccionados por sus méritos educativos y el deseo de ayudar a su comunidad. Otros nueve alumnos tuvieron que suspender el viaje, ya que el gobierno de EU no les autorizó la visa turística.
“Este proyecto será permanente y en el futuro traeremos a más alumnos. La idea es continuar fomentando que nuestra juventud se quede y luche por México”, dijo Platas.
Durante el recorrido, los estudiantes intercambiaron opiniones con líderes de la comunidad inmigrante y con el representante del gobierno mexicano en el extranjero, Carlos Giralt-Cabrales, cónsul titular del condado de San Bernardino.
“En México no aprecian del todo los sacrificios que hacen los hombres y mujeres que emigran y creo que los mexicanos tienen una deuda social con el migrante y es el momento de que se reconozca su labor”, dijo el cónsul mexicano.
Otro objetivo del proyecto será fomentar el desarrollo cultural y económico de los inmigrantes a través de la creación de una pequeña cooperativa que será operada por artesanos michoacanos que dejaron su país.
“Los michoacanos llevan el don artístico en la sangre. Su destreza viene de herencia y es una pena que toda esa riqueza cultural se pierda porque tienen que trabajar en la cosecha o en las fábricas. Por eso buscaremos una forma de ayudar a los inmigrantes a que sigan desarrollando ese don y a que puedan ganarse la vida con sus habilidades”, dijo Kisela González, trabajadora social y representante cultural del Ayuntamiento de Morelia.
Los alumnos estarán cinco días en California, tiempo en el que también convivirán con jóvenes estadounidenses de origen michoacano, quienes los acompañaran en el viaje de regreso a casa para que ellos también conozcan las tradiciones y su herencia mexicana. “Muchos de los que nacen en este país se sienten avergonzados de la cultura de sus padres, porque no conocen la belleza y la riqueza de México”, dijo Platas.
Es el primer proyecto de intercambio estudiantil, pero ya se contempla la propuesta de que el próximo verano sea un grupo femenino el que tenga el encuentro con la realidad del inmigrante.
Fuente/Autor: Claudia Núñez/La Opinión