De la Conferencia Episcopal Mexicana
Los obispos de México preocupados por el respeto a la dignidad del ser humano, queremos hoy hablar sobre el grave fenómeno de la migración, particularmente del abuso y maltrato de aquellos hermanos nuestros que, buscando mejores condiciones de vida para ellos y sus familias, emigran a otros países esperanzados en mejorar su calidad de vida.
Estados Unidos en los últimos años ha incrementado sus proyectos tratando de reforzar la seguridad en su frontera; sin embargo, la emigración de México hacia el norte no se ha logrado reducir; el único efecto que han tenido estas medidas es el aumento del tráfico de indocumentados, lo que ha hecho más peligroso el trayecto y como resultado de esto, miles de ellos han muerto.
Creemos que los gobiernos tienen la obligación de cuidar sus fronteras, sin embargo no deben lesionar los derechos humanos, por lo que el levantamiento de muros y la aplicación de medidas inhumanas para controlar la emigración, no parecen ser la respuesta justa ni apropiada para enfrentar uno de los retos más complejos del siglo XXI.
El Papa Benedicto XVI recordó ayer en su mensaje con ocasión de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, la dolorosa experiencia de todos los emigrantes, y nos invitó a sensibilizar a las comunidades eclesiales y la opinión pública acerca de las necesidades, problemas y potencialidades positivas de las familias emigrantes.
Actualmente muchas organizaciones están trabajando particularmente por la integración de las familias de los inmigrantes, no obstante queda mucho por hacer. Es claro que el levantamiento de muros y la aplicación exagerada de medidas para detener la migración, no representará jamás una solución justa para enfrentar el fenómeno de la migración.
Más que los muros materiales, resulta preocupante el ensanchamiento de los muros intangibles, los de la intransigencia y de la intolerancia, así como los muros de la falta de una efectiva negociación entre los gobiernos de las naciones involucradas. Estos son los que verdaderamente se tienen que destruir para crear entre las naciones auténticos vínculos que aporten al mundo de hoy soluciones justas.
Por los obispos de México,
+ José Guadalupe Martín Rábago
Obispo de León
Presidente de la CEM
+ Carlos Aguiar Retes
Obispo de Texcoco
Secretario General de la CEM
Fuente/Autor: CEM