La actividad misionera exige una espiritualidad específica, que concierne particularmente a quienes Dios ha llamado a ser misioneros. Esta espiritualidad se expresa ante todo viviendo con plena docilidad al Espíritu; ella compromete a dejarse plasmar interiormente por El, para hacerse cada vez más semejantes a Cristo. No se puede dar testimonio de Cristo sin reflejar su imagen, la cual se hace viva en nosotros por la gracia y por obra del Espíritu. La docilidad al Espíritu compromete a acoger los dones de fortaleza y discernimiento, que son rasgos esenciales de la espiritualidad misionera (Rmi 87) La espiritualidad misionera tiene como referencia y modelo a Jesucristo, es una expresión de su seguimiento, que consiste en colaborar con el proyecto de Dios […]