Solas, sin otra alternativa, se enfrentan a los peligros del desierto y al riesgo de ser deportadas Miércoles 11 de enero de 2006 TUCSON, Arizona.- Le tomó varios años a Normaeli Gallardo, una madre soltera de Acapulco, reunir el valor para sumarse al creciente flujo de mujeres mexicanas que están cruzando ilegalmente la frontera ante la promesa de encontrar un empleo, que, en su caso, era trabajar en una empacadora de carne en Kansas por 5.15 dólares la hora. Primero, tuvo que lidiar con la idea de llegar a un país desconocido, sola, sin hablar una sola palabra de inglés y sin un lugar dónde vivir. Luego tuvo que imaginarse cruzando el desierto de Arizona, donde los inmigrantes enfrentan agotamiento […]