La vida moderna nos ha llenado de ocupaciones y de necesidades. Tenemos que estudiar, trabajar, leer la prensa, ver la televisión, hablar con los amigos, ir al bar o al club, comer aquí, viajar allá… Algunos viven bajo la presión nueva y excitante de la computadora: hay que probar nuevos programas, navegar en Internet, estar al día con revistas de informática… Total, que no tenemos tiempo para casi nada, ni para cortarnos el pelo. A veces, ni para los hijos… Si nos miramos al espejo y somos sinceros con nosotros mismos, nos daremos cuenta de que, cuando nos tocan el corazón, sacamos tiempo de debajo de las piedras. Más de una vez nos habrá ocurrido algo parecido a esta escena. […]