La autoridad en la familia se ejerce básicamente para educar a los hijos; se practica en función de la educación de cada descendiente, o mejor, de cada miembro de la familia. La autoridad es un componente de todo verdadero amor que ciertamente exige esfuerzo, incomodidades y perseverancia. También es evidente que no es un fin en sí misma sino sólamente un medio, por definición, orientado hacia el bien de aquel sobre el que se ejerce, pero nunca en función de la comodidad, de la satisfacción o del orgullo de quien la utiliza. La autoridad es necesaria en toda educación porque da seguridad y tranquiliza al niño, pero es también indispensable para formarlo en su libertad y enseñarle a administrar y […]