Por nuestro bautismo todos estamos llamados a ser santos, es decir, tratar de vivir como Jesús. Pero la santidad no consiste en solo hacer milagros o cosas extraordinarias, sino en hacer el bien, y hacer bien lo que nos toca todos los días, en el cumplimiento de los deberes de cada día. La santidad consiste en amar a Dios y ponerlo en obra en nuestra vida. La santidad que Dios nos exige no consiste en realizar acciones importantes sino en el cumplimiento de los deberes de cada día, de cada momento; cúmplanlos entonces con fidelidad y constancia. Cúmplanlos ustedes, papás; ustedes, los que ejercen sobre otros alguna autoridad; ustedes, ricos, considerándose como los ministros de Dios en bien de sus […]