¡Oh Espíritu de verdad!, que has venido a nosotros en Pentecostés, para formarnos a la escuela de del Verbo Divino, cumple en nosotros la misión a la cual el Hijo te ha mandado. Llena de ti mismo todo corazón y suscita en muchos jóvenes el anhelo de lo que es auténticamente grande y hermoso, el deseo de la perfección evangélica, la pasión por la salvación de los hombres y mujeres. Haz que nosotros, los cristianos, tomando conciencia de nuestra fe, nos volvamos misioneros y testigos del Amor en el mundo. María, Madre de la Iglesia, ayuda a todos los misioneros, sacerdotes, religiosos y religiosas y a todos los laicos a vivir de Cristo y llevar siempre y dondequiera la “buena […]