“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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Carta de alguien popular

27 de enero de 2020

Querida amiga:

Todavía te llamo amiga porque creo que en el fondo nuestra amistad es fuerte y fue capaz de soportar mi traición. Ya sabes que mi única meta era convertirme en alguien popular, que la gente me admirara, que las demás quisieran ser como yo y que todos los chicos guapos me invitaran a salir.

Recuerdo que tú me decías que eso no era importante, que yo era valía tal como era, que no necesitaba cambiar; pero yo seguía empeñada en que debía pertenecer al grupito de las líderes de mi colegio. Fue por eso que decidí gastar todos mis ahorros en crear una nueva imagen: únicamente ropa y zapatos de marca, corte de pelo a la moda y maquillaje caro.

No puedo borrar de mi memoria el día que llegué al colegio con mi nueva imagen, más sofisticada y llamativa; ustedes, mis mejores amigas, se acercaron a mí con asombro y estaban muy emocionadas por mi cambio de look, me felicitaron y me dijeron que me veía súper bien.

Yo ni siquiera les sonreí, me pasé de largo y las ignoré. ¿Cómo te podré pedir disculpas por aquella estupidez?, no sabes cuánto me arrepiento de haberlas cambiado a ustedes por un montón de niñas superficiales.

Realmente pensaba que comportándome de esa manera mi vida mejoraría. Sí, tal vez empecé a salir con puros galanes como toda niña popular, pero déjame decirte que no es como piensas: la verdad es que esos chicos salían conmigo, no por mi persona, sino porque era popular. Sólo buscaban que sus bonos subieran y entonces me dejaban. Claro que yo hacía todo lo posible por hacer creer que yo los había dejado a ellos. De otra manera mi imagen se hubiera visto terriblemente desprestigiada.

¿Te acuerdas de Pepe, el muchacho que tanto me gustaba y que nunca me había hecho caso porque yo no era de su grupito? Un día me invitó a salir con sus amigos. Yo estaba emocionadísima porque este niño había sido mi amor imposible desde que lo conocí. Bueno, pues déjame decirte que me la pasé horrible: Pepe no me hizo caso en toda la noche, se la pasó bromeando con sus amigos, fumando como locomotora y tomando hasta decir basta. Sólo me invitó a salir porque yo era una de las populares y como él sale con puras niñas así…

Como comprenderás yo me sentía muy sola y terriblemente vacía. Por eso me escondía detrás de un maquillaje perfecto o de la moda. Realmente extrañaba mucho estar con ustedes. Además, con los amigos que salía antes me sentía muy bien, tal vez no eran populares ni del grupo de los galanes, pero me respetaban y me querían por lo que era.

Todo este tiempo socialicé con grupos populares, iba a fiestas exclusivas y me rodeé de gente “con clase”. Sin embargo, tengo que confesarte que entre más personas conocía, más sola me sentía.

Aquella gente no me quería por ser quien realmente soy, sino por lo que tenía para ofrecerles. Me ponían muchas condiciones para entrar en su círculo de amigos: dinero, clase social, vivir en cierta zona de la ciudad, traer carro, vestir a la moda y con ropa de marca, tener celular, etc. ¡Qué diferencia de ustedes, mis verdaderas amigas, que me querían y me aceptaban como era, sin condiciones!

Me alejé de ustedes porque quería ser popular. ¡Popular!, ¿sabes lo que resultó ser popular? Fue pasarme las horas poniendo etiquetas a los demás, juzgándolos por la forma en que se visten, presumiendo de cosas que en realidad ni tengo. Fue burlarme de las “matadas” del salón, de los niños que no son guapos y de todo aquél que no perteneciera al grupito. Fue vivir preocupada por lo que me iba a poner al día siguiente, con quién iba a salir el sábado en la noche y qué lugar de moda visitaría. Fue asegurarme, a como diera lugar, de que el teléfono sonara constantemente en mi casa, porque según yo, eso medía mi grado de popularidad. Fue hablar todo el día de tonterías y superficialidades.

No, amiga, eso no es ser popular. Ser popular es ser querida por la gente tal como eres. Es popular quien actúa de acuerdo a lo que piensa y lucha por lo que cree; es alguien que se pone metas y las alcanza, cueste lo que cueste; es una persona segura de sí misma, que se quiere y se respeta por lo que es, no alguien que se quiere de acuerdo a su carro, a la gente con la que sale o el lugar donde vive.

Aquél que es verdaderamente popular es porque está seguro de que lo que hace es lo correcto y no daña, ni critica, ni perjudica a nadie. Es amigo de todos y con todos se lleva bien. Estoy segura que quien es así alcanzará metas más altas que muchos otros que se creen “populares”.

Me equivoqué. Confundí la popularidad con la superficialidad. Me costó mucho aceptarlo, pero por fin me di cuenta de que no llegaré a ningún lado si sigo con esta actitud. Ojalá que me quieran de nuevo como su amiga… les prometo que seré la de antes. Salúdame a todas y diles que las quiero mucho y las extraño…

Con cariño:
Ya sabes quién.

Fuente/Autor: Lupita Cervantes

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