No le reces a Dios mirando al cielo. Mira hacia adentro.
No busques a Dios lejos de ti, sino en ti mismo.
No le pidas a Dios lo que te falta, búscalo tú mismo y Dios lo buscará contigo.
No le reproches a Dios tu desgracia. Súfrela con Él y Dios sufrirá contigo.
No le exijas a Dios que te gobierne desde fuera a fuerza de milagros.
Gobiérnate tú mismo con libertad responsable y amando, y Dios te guiará desde dentro sin que sepas cómo.
No le pidas a Dios que te libere desconociendo la libertad que ya te dio. Anímate a vivir tu libertad y descubrirás que sólo fue posible porque tu Dios te quiere libre,
No le pidas a Dios que te ame mientras tengas miedo de amar y de sentirte amado.
Ámalo tú, y sabrás que si tú puedes amar es porque Él te amó primero.
Buscar exige en nuestra vida ciertos sacrificios.