“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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Testimonios

Benedicto XVI canonizará a un obispo mexicano el 15 de octubre

27 de enero de 2020

Monseñor Guízar Valencia, primer prelado santo nacido en Latinoamérica.

MÉXICO, domingo, 2 julio 2006

Con alegría, México recibió este fin de semana de elecciones generales, la noticia de la canonización, el próximo 15 de octubre, de monseñor Rafael Guizar Valencia.

El anuncio fue hecho público este sábado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede tras el Consistorio Ordinario Público que tuvo lugar bajo la presidencia del Papa Benedicto XVI en el Vaticano.

Junto con monseñor Guízar Valencia, quien será el primer obispo santo nacido en tierras de América, serán elevados a los altares los italianos Filippo Smaldone –el llamado «apóstol de los sordomudos»– y la religiosa Rosa Venerani, así como la fundadora Theodore Guérin, de nacionalidad francesa, aunque buena parte de su vida la haya pasado en Estados Unidos.

Hijo de Natividad Valencia y Prudencio Guizar, nació el 26 de abril de 1878, en Cotija, Michoacán (diócesis de Zamora), durante el pontificado de León Xlll. Fue el séptimo de los once hijos que procreó el matrimonio Guízar Valencia.

Fue bautizado en la llamada «parroquia nueva» de Cotija, que se había terminado de construir en 1871, con la intervención del arquitecto José María Yerena, al día siguiente de su nacimiento, por el presbítero Agustín Covarrubias, siendo sus padrinos el matrimonio formado por Juan González y Benigna Valencia, hermana de su madre.

Sufrió la pérdida de su madre cuando apenas contaba con 9 años de edad. De 1891 a 1894 estudió en el Seminario Auxiliar de Cotija, combinando sus trabajos en el campo, en la hacienda de San Diego, muy cercana a su pueblo natal. Hacia 1896 ingresa al Seminario Mayor de Zamora, donde es ordenado sacerdote el primero de junio de 1901, celebrando su primera misa el 6 de junio en Cotija.

Llevó a cabo sus primeras misiones –siempre se definió como misionero– entre 1901 y 1903, siendo nombrado –en una de sus últimas disposiciones, antes de ser sucedido en la barca de Pedro por San Pío X– Misionero Apostólico por el papa León XIII el 16 de marzo de ese año.

Por razones que han permanecido en el terreno especulativo, el obispo de Zamora, José María Cázares, lo suspendió «a divinis» en 1907, levantándole la suspensión dos años más tarde. Va a misiones al estado de Tabascoy al estallar la Revolución, en 1910, trabaja entre los soldados de ambos ejércitos (el federal y el revolucionario), disfrazándose de comerciante de baratijas para estar cerca de los heridos, confesarlos y administrarles la extrema unción.

Ahí es condenado a ser fusilado por el ejército de Emiliano Zapata, pero escapa milagrosamente del pelotón, iniciando, así, una historia extraordinaria que lo llevará al exilio (Estados Unidos, Guatemala, Cuba) donde será nombrado (en La Habana), el primero de agosto de 1919 como quinto obispo de Veracruz, sucediendo a monseñor Joaquín Arcadio Pagaza. En Jalapa funda el Seminario que, durante la persecución religiosa (1921-1929), traslada a diversas sedes en México, Distrito Federal.

De 1927 a 1929 vuelve a ser desterrado del país (pasando por Estados Unidos, Cuba, Guatemala y Colombia). De julio de 1931 a agosto de 1937 son cerrados al culto los templos de Veracruz por órdenes del entonces gobernador Adalberto Tejeda. Monseñor Guízar Valencia es condenado al exilio interior y se lleva, de nueva cuenta, el seminario a México, donde atiende a seminaristas de todo el país y del extranjero, utilizando, para ello, casas de particulares y haciéndose pasar por mil oficios diferentes.

Hasta agosto de 1937 puede regresar a la sede de Jalapa, muy pronto enferma y muere el 8 de junio de 1938 en la ciudad de México. El 28 de mayo de 1950 fue exhumado su cadáver, encontrándose el cuerpo incorrupto.

Fuente/Autor: ZENIT.org-El Observador

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