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Mundo Misionero Migrante

Avances y tropiezos en debate migratorio

27 de enero de 2020

Republicanos y demócratas se acusan de boicotear el plan

06 de junio de 2007

WASHINGTON. D.C.— El proyecto de reforma migratoria que debate el Senado superó ayer otro intento de minar el plan de legalización adquirida para los indocumentados. Pero al cierre de esta edición, demócratas y republicanos se acusaron mutuamente de tratar de descarrilar la medida luego de que el líder de la mayoría demócrata, Harry Reid, anunció que invocaría un voto parlamentario para cerrar el debate con miras a agilizar el voto final sobre la medida.

Los republicanos lo acusaron de impedir la presentación de enmiendas y Reid dijo que los republicanos sólo quieren entorpecer el avance de la medida alargando el debate. El voto parlamentario de cierre sería mañana jueves y requiere 60 votos. Pero Reid advirtió que si estos no se reúnen dejaría de lado el tema migratorio para proceder con otros asuntos.

“¿Cuándo suficiente es suficiente?”, cuestionó Reid al argumentar que muchos de los republicanos que se quejan no tienen intención alguna de apoyar el proyecto no importa los cambios que se le hagan. Agregó que nadie —él incluido— está del todo satisfecho con el proyecto, pero que es necesario completarlo para que el proceso continúe en la Cámara Baja y eventualmente se concilie por negociadores de ambos organismos.

“Queremos ser razonables”, agregó Reid, pero dijo que el debate no puede proseguir por una o dos semanas adicionales.

Al cierre se decidía cómo proceder con los votos de las enmiendas pendientes y cuáles otras procederían.

Senadores de ambos partidos entienden que se trata de tácticas de presión para garantizar que se limite la cifra de enmiendas antes de proceder con el voto final.

En votación 62 sobre 31 el Senado derrotó la enmienda del senador republicano de Colorado, Wayne Allard, que le habría dificultado la obtención de tarjetas verdes a los indocumentados que obtuvieran la llamada Visa Z. Bajo el proyecto, al cabo de ocho años con una Visa Z la persona puede iniciar la ruta a la residencia pero bajo el sistema de puntos que regiría la inmigración legal.

La enmienda de Allard eliminaba puntos que esos indocumentados podrían acumular por haber trabajado o por ser propietarios de un hogar, entre otras cosas.

El Senado aprobó en votación 71-22 otra enmienda de los senadores Dick Durbin y Charles Grassley, demócrata de Illinois y republicano de Iowa, respectivamente, para garantizar que los patronos recluten trabajadores estadounidenses antes de ofrecer el empleo a un extranjero bajo el programa de trabajadores huéspedes..

Y retiró una enmienda del líder republicano Mitch McConnell para que los votantes presentaran una tarjeta de identificación con foto emitida por el gobierno. La medida requería de 60 votos y obtuvo 52. Grupos defensores de los derechos civiles consideran que los requisitos de fotos para votar en comicios afectan desproporcionalmente a las minorías reduciendo su participación en el proceso político.

El plan de legalización enfrenta otro escollo hoy miércoles con la enmienda del senador republicano de Texas, John Cornyn, que tiene el potencial de denegar la vía de legalización a cientos de miles y según algunos a millones de indocumentados. La misma amplía la lista de delitos que impedirían que la persona se beneficie del futuro plan de legalización incluyendo a quienes violaron órdenes de deportación o permanecieron más allá del tiempo autorizado por sus visados. También impediría la eventual legalización de quienes hayan usado números de Seguro Social u otros documentos falsos para trabajar.

Al centro de la tormenta están además las tres enmiendas enfocadas en la reunificación familiar y que el principal negociador republicano del acuerdo bajo debate, el senador Jon Kyl, de Arizona, asegura que pueden “matar” el proyecto de ley.

El senador Edward Kennedy indicó ayer que comprende y respeta las preocupaciones porque se trata de un tema muy “emotivo” pero “me mantengo con el acuerdo (que se debate)”.

Demócratas como Kennedy se encuentran entre la espada y la pared porque para lograr la eventual legalización de millones de indocumentados han debido hacer concesiones en otros rubros. Insisten, empero, en que el tiempo apremia y la medida puede enmendarse en otras etapas del proceso legislativo, si sobrevive en el Senado.

De otra parte, republicanos como Kyl también sienten la presión de diversos grupos de interés, particularmente de organizaciones religiosas que piden que se mantenga intacto el concepto de reunificación familiar que ha regido el sistema migratorio de EU.

El senador demócrata de Nueva Jersey, Robert Menéndez, encabeza los esfuerzos sobre reunificación familiar junto a otros demócratas como Hillary Clinton, de Nueva York, Chris Dodd, de Connecticut, y el senador republicano de Nebraska, Chuck Hagel.

Por ejemplo, la enmienda Menéndez-Hagel dice que todos los residentes legales deben beneficiarse de la proyectada reducción del rezago de solicitudes de familiares. El proyecto dice que se beneficiarán únicamente las personas que sometieron sus peticiones antes del 1 de mayo de 2005 dejando fuera a unas 833 mil personas que entonces deberían competir bajo el sistema de puntos y no únicamente por tener lazos familiares en EU. La idea es cambiar la fecha límite al 1 de enero de 2007.

La enmienda Clinton-Menéndez-Hagel quiere que se provea a los residentes permanentes el mismo trato que reciben los ciudadanos para garantizar la reunificación inmediata con sus cónyuges e hijos menores de edad. Hay un rezago de años porque existe un tope de 87,500 visas anuales destinadas a esos cónyuges o hijos menores de edad. El proyecto que debate el Senado deja el tope en 87 mil visas. La enmienda elimina ese límite.

Y la enmienda Dodd pide que el tope de visas disponibles para los padres de ciudadanos estadounidenses se eleve a 90 mil. El proyecto las limita a 40 mil anualmente.

En la Foto – Respaldo. El senador Kennedy dijo ayer que el tema migratorio es muy emotivo, pero que mantiene su apoyo al proyecto. (AP)

Fuente/Autor: Maribel Hastings/Corresponsal de La Opinión

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