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Cardenal Velasio de Paolis: Primer Scalabriniano en un Cónclave

27 de enero de 2020

Velasio de Paolis, cardenal, primer Scalabriniano que participa en un Cónclave

Cuando hace hoy unas semanas, Benedicto XVI anunció a los cardenales su decisión de renunciar al pontificado, el cardenal italiano Velasio de Paolis no estaba en la sala. Participaba en Budapest en una jornada de estudios. “Antes de irme de Roma el domingo 10, le pregunté al decano del Colegio Cardenalicio, Angelo Sodano, si podía irme, ya que había un consistorio -explica de Paolo-, y me dijo: ‘Vete tranquilo, no hay nada especial’. Y cuando estaba en Budapest, me llegó la noticia, inesperada y chocante”. Miembro de la congregación de los misioneros scalabrinianos (orden fundada por el beato Juan Bautista Scalabrini), el arzobispo Velasio de Paolis, presidente emérito de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede y delegado pontificio para la Legión de Cristo, tiene 77 años, por lo que entrará en el cónclave que elegirá nuevo papa. Ha estado en Barcelona en un congreso de cine y nueva evangelización.

Ahora que el cónclave se acerca, ustedes los cardenales son los protagonistas.

Estoy releyendo la constitución Universi Dominici Gregis, que tenía arrinconada. Son leyes que se aplican poco, sólo cuando muere un papa. Y esta vez es diferente, ya que es una renuncia. Cada papa ha aportado algún ajuste a esta norma, que tiene un rigor mayor, dado que el cónclave se hace en la Capilla Sixtina, donde está la pintura del Juicio final de Miguel Ángel, porque el lugar llama a la dimensión religiosa y la responsabilidad de los nuestros actos.

Algunos cardenales verán allí la oportunidad de alcanzar la silla de San Pedro.

Los cardenales estamos llamados a elegir una persona a quien Dios confía una tarea muy grande. Se necesita responsabilidad, elegir por el bien de la Iglesia, no por interés propio, de nuestro grupo. Debemos ser capaces de meternos en el surco de la voluntad de Dios, que tiene sus criterios. Los cardenales no debemos pensar en ambiciones, vanidad, poder, carrera…, sino en lo que la comunidad eclesial espera de nosotros.

¿Cómo afronta usted el cónclave en el aspecto personal?

Para mí es la primera vez, pero estoy tranquilo. Por la edad que tengo, avanzada, no me siento candidato a ser papa. Me siento libre de la posibilidad, y esta libertad interior me mantiene sereno. Miro a los demás, en busca del más indicado. Si tuviera que pronunciarme ahora, no sabría todavía quién señalar.
Por decisión de Benedicto XVI, ahora hay mayoría de dos tercios en la elección, incluso si se atascan las votaciones. Ya no se permiten mayorías menores.
Se busca siempre la mayoría más amplia posible, pero cuando se trata del papa, que debe regir la Iglesia, contentarse con una mayoría absoluta lleva el riesgo de que un buen número de cardenales piense: ‘No es este el papa que yo amaba’. Mejor que se haga por mayoría de dos tercios. ¿Será más fatigosa de conseguir? No creo, porque al menos en el siglo XX la elección de papas no ha supuesto un gran problema.

Antes del cónclave hay congregaciones generales para hablar de los problemas de la Iglesia. ¿Qué espera oír?

En este periodo previo al cónclave, todos los cardenales intercambiaremos opiniones. Estamos celebrando el Año de la Fe, en un momento de nueva evangelización. Estas realidades ya presuponen una situación crítica, porque el cristianismo en Europa pasa por un momento difícil, la secularización está minando las raíces de la dimensión religiosa.

¿Y las intrigas de poder en el Vaticano? ¿Se necesitan reformas en la curia romana?

La Iglesia católica se siente cuestionada desde fuera, a veces de manera áspera, y luego están las dificultades internas. La Iglesia, en general, no teme las dificultades externas; ha afrontado muchas en la historia. Las dificultades internas, sin embargo, son más sutiles, más difíciles de identificar, más peligrosas. Un cuerpo unido no siente temor de nada, si el cuerpo presenta grietas, no permiten trabajar con unanimidad. Todavía no hemos llegado a un equilibrio después del concilio Vaticano II. Será una tarea que deberá hacer el próximo pontificado.

Cuando comience el período de Sede Vacante, ¿continuará en vigor su encargo como delegado pontificio para la Legión de Cristo, congregación que se renovará tras el comportamiento inmoral de su difunto fundador, Marcial Maciel?

Según la norma, ese día cesarán los máximos responsables de dicasterios de la curia romana, que no es mi caso. Hace casi tres años que soy delegado pontificio para la Legión de Cristo, pero no se destituyeron las autoridades internas. No se trata de indagar sobre el caso Maciel, ya que esto ya se ha abordado, ni tampoco sobre la Legión, porque hubo ya una visita apostólica de cinco obispos. Fue entonces cuando Benedicto XVI me nombró delegado, porque la Legión revisará sus constituciones y retomará el camino.

¿Qué han hecho hasta ahora?

Los primeros momentos fueron muy difíciles. Había un conflicto entre quienes no querían ni admitir la necesidad de una conversión, y los que no veían ninguna posibilidad de conversión; eran posiciones extremas que se han reconciliado. Ahora redactamos la nueva constitución y esperamos aprobar el texto a inicios del 2014, y devolver el mandato al nuevo papa. Él verá si ya está todo arreglado o si hay que hacer algo más.

Fuente/Autor: La Vanguardia

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