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El papa invita a los jóvenes a no emigrar y forjar el futuro en el respeto de las religiones

27 de enero de 2020

Denunció la droga, el dinero, la pornografía, y el uso equivocado de internet como un refugio en un mundo paralelo

CIUDAD DEL VATICANO, sábado 15 septiembre 2012.

En un ambiente de alegría que contrastaba con las escenas de violencia en varias plazas del mundo que fueron transmitidas por la televisión, varios miles de jóvenes recibieron esta tarde a Benedicto XVI, coreando su nombre y agitando banderas de la Santa Sede, del Líbano y de los países de Medio Oriente a los que pertenecen. Entre ellos muchos seminaristas y vocaciones religiosas.

Benedicto XVI, procedente de la nunciatura apostólica en Harissa, llegó en el papamóvil al patriarcado maronita de Bekerké, en donde realizó con los jóvenes una Celebración de la Palabra.

Fue introducido por el patriarca de Antioquía de los Maronitas, Béchara Boutros Raï; por el presidente del Consejo para el apostolado de los laicos del Líbano, monseñor Georges Bou-Jaoudé, y por el vicepresidente del mismo Consejo, monseñor Elie Haddad, arzobispo de Saida de los Griego Melkitas.

Después de una entrega de dones, varios jóvenes contaron al papa y al público presente su testimonio, le siguió una coreografía y las lecturas proclamadas y cantadas.

El santo padre -visiblemente complacido- les recordó a los jóvenes el gran honor que significa vivir “en esta parte del mundo que ha visto el nacimiento de Jesús y el desarrollo del cristianismo” y les invitó a “ser testigos y mensajeros de la alegría de Cristo”.

“Conozco las dificultades que tenéis en la vida cotidiana -les dijo- debido a la falta de estabilidad y seguridad, al problema de encontrar trabajo o incluso al sentimiento de soledad y marginación”. Y les alentó a no emigrar con el desarraigo consecuente. “Sed los artífices -les dijo- del futuro de vuestro país, y cumplid con vuestro papel en la sociedad y en la Iglesia”.

Advirtió también de otro peligro, “el de las frustraciones que llevan a refugiarse en mundos paralelos, entre otros, el de las drogas de cualquier tipo, o el de la tristeza de la pornografía”.

Y alertó que si bien “las redes sociales, son interesantes, pueden llevar fácilmente a una dependencia y a la confusión entre lo real y lo virtual” y por ello les exhortó: “Buscad y vivid relaciones ricas de amistad verdadera y noble. Adoptad iniciativas que den sentido y raíces a vuestra existencia, luchando contra la superficialidad y el consumo fácil. También os acecha otra tentación, la del dinero, ese ídolo tirano que ciega hasta el punto de sofocar a la persona y su corazón”.

“Sed portadores del amor de Cristo” les invitó y por ello “Meditad la Palabra de Dios. Descubrid el interés y la actualidad del Evangelio. Orad. La oración, los sacramentos, son los medios seguros y eficaces para ser cristianos y vivir «arraigados y edificados en Cristo, afianzados en la fe»”.

“Resistid con valentía a aquello que la niega: el aborto, la violencia, el rechazo y desprecio del otro, la injusticia, la guerra. Así irradiaréis la paz en vuestro entorno”, les dijo.

“Cristo os invita a hacer como él, a acoger sin reservas al otro, aunque pertenezca a otra cultura, religión o país” y saludó “a los jóvenes musulmanes que están con nosotros esta noche” y les agradeció su presencia “que es tan importante”.

Reconoció que no es fácil perdonar, “pero el perdón de Dios da la fuerza de la conversión” y caminos de paz que abren el futuro.

“Vosotros sois, con los jóvenes cristianos, el futuro de este maravilloso País y de todo el Oriente Medio. Buscad construirlo juntos”, porque es necesario que todo el Oriente Medio, viéndoles, comprenda que los musulmanes y los cristianos, el Islam y el Cristianismo, pueden vivir juntos sin odios, respetando las creencias de cada uno, para construir juntos una sociedad libre y humana.

Y a los jóvenes de Siria que estaban presentes les alabó en su valentía y les recordó “que el Papa no os olvida” ni del luto de sus familias”

Y concluyó indicando a a María, “la Madre del Señor, Nuestra Señora del Líbano. Ella os protege y acompaña desde lo alto de la colina de Harissa, vela como madre por todos los libaneses y por tantos peregrinos que acuden de todas partes para encomendarle sus alegrías y sus penas”.

Se puede leer el texto completo del discurso de Benedicto XVI en:

http://www.zenit.org/article-43128?l=spanish

Fuente/Autor: H. Sergio Mora – Zenit

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