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El sexo y los jóvenes

27 de enero de 2020

Predicar la castidad no evita los embarazos tempranos.

Si los jóvenes tuvieran más acceso a información sobre educación sexual, probablemente no habría tantos embarazos antes de cumplir 19 años. Y seguramente, si la información sobre enfermedades de transmisión sexual fluyera en el sistema educativo como ordena el Artículo 26 de la Ley de Desarrollo Social, de seguro no existiría esa percepción tan equivocada sobre formas de contagio del VIH.

La Primera Encuesta Nacional de Juventud en Guatemala nos da datos que debieran servirnos de acicate para informar a los jóvenes sobre las opciones que existen para ejercer y disfrutar su sexualidad de manera responsable. Y sobre todo, sin riesgos para su salud. Uno de estos datos es el de la edad en la cual tienen sexo por primera vez: el 58.3 por ciento reporta haber tenido su primera relación sexual entre los 15 y los 18 años. El promedio de edad a la que los jóvenes de todo el país dejan de ser vírgenes es a los 17.3 años.

La iniciación sexual no sería problemática si no implicara riesgos, tanto en lo que se refiere a los embarazos no deseados como en contagio de enfermedades. El 54.8 por ciento de los jóvenes no utilizó método anticonceptivo alguno cuando tuvo su primera relación sexual. Así, no es de extrañar que las prácticas sexuales de los jóvenes hayan tenido como consecuencia el embarazo en el 61.7 por ciento de los casos. Es cierto: la encuesta abarca jóvenes hasta los 29 años, una edad en la que se da una cierta madurez y autonomía económica, con lo cual el embarazo puede significar un compromiso con la pareja. ¿Pero y qué pasa si quien resulta embarazada es una joven entre 15 y 18 años? La encuesta reporta que 37 por ciento de mujeres quedaron preñadas a esta edad.

En el caso del VIH, la encuesta reporta creencias equivocadas cómo puede contraerse el virus: 1 de cada diez jóvenes dice que adquirirse en piscinas públicas, al compartir sanitarios y comida con personas infectadas.

Hagamos un cruce de la sexualidad con la religión. Recordemos que la Iglesia católica y la mayoría de denominaciones evangélicas postulan la castidad como método para manejar la sexualidad prematrimonial. Y no olvidemos que en el foro presidencial sobre educación de la Conferencia Episcopal de Guatemala, esa iglesia reiteró su oposición a difundir en el sistema educativo información sobre métodos anticonceptivos no naturales. Por lo visto, esa prédica no ha demorado la edad en la que los jóvenes tienen su primera relación sexual ni ha evitado embarazos que con frecuencia truncan las aspiraciones de las jóvenes guatemaltecas. No olvidemos que el mayor porcentaje de embarazos se da entre mujeres indígenas, en zonas rurales, sin ninguna educación y de estrato socioeconómico bajo, precisamente los grupos que asisten más a la iglesia.

Como vemos, predicar la castidad no evita embarazos a edades tan tempranas. Probablemente, en esto la educación sexual laica y el acceso universal a métodos artificiales de anticoncepción pueden hacerle más bien a los jóvenes que la ignorancia en que desean mantenerles algunas denominaciones religiosas.

www.gustavoberganza.com

Fuente/Autor: Gustavo Berganza

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