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Familia

Matrimonio: ¿nueva esclavitud?

27 de enero de 2020

En la sociedad actual, la búsqueda de la independencia, se podría comparar a lo que en lo que en la edad media fue para los alquimistas la búsqueda de la piedra filosofal, o lo que para otros ha sido, la búsqueda de la fuente de la eterna juventud. Ese deseo de sentirse independientes se manifiesta de mil maneras.

Veamos como en la actualidad hay parejas que, en su vida de casados, no han encontrado la tan anhelada independencia, y no sólo eso, sino que aparentemente tienen que soportar una pesada carga, lo que quizá pudiera ser considerado como una nueva forma de esclavitud. La realidad es que nos necesitamos mutuamente y ante esa verdad, no depender de nadie es una fantasía.

En el caso del matrimonio, esa sensación de esclavitud, de la que hablábamos puede llegar por dos caminos:
a) Cuando nos hemos convertido en un apéndice de nuestro cónyuge. O sea, no salimos de casa si no es con él. En nuestra relación importan más los deseos y gustos de la pareja que los propios y no podemos hacer nada sin su permiso.
b) Y el otro lado de la moneda, cuando sentimos que la pareja, más que ser una ayuda, es una carga. Deseamos hacer nuestra vida aparte del cónyuge, ir cada quien solo a las propias reuniones, no consultar con la pareja las decisiones importantes ni pedirle opinión, querer educar a los hijos a su manera sin tomar en cuenta a la pareja, etc.

En el primer camino estamos hablando de una dependencia total, en la cual anulamos nuestra personalidad y libertad, y nos ponemos (inconscientemente) en una situación de esclavos por gusto propio. Y como el hombre es libre por naturaleza, quien está en una situación así no puede sentirse bien consigo mismo.

En el segundo camino vemos que hay un deseo de independencia que rechaza el compromiso que se adquirió con la pareja, sintiendo un ahogo y una nostalgia por la libertad perdida.

Sin embargo hay otro camino tan viejo como el mundo y tan común, que para seguirlo, se necesita sólo estar convencidos de que es la mejor opción y llevarla a cabo: la inter-dependencia. Este camino realmente nos lleva a la libertad ansiada, porque libre es el que decide, se compromete y actúa.

En nuestra vida como pareja, debemos aprender a ser inter-dependientes, en vez de ser buscadores frustrados de una independencia mal entendida. Si solamente vemos las renuncias que el matrimonio implica, y no tomamos en cuenta los beneficios que la relación de pareja nos aporta, entonces tenemos una visión parcial o distorsionada y, desde esa perspectiva, sí podríamos llegar a sentir que estamos viviendo una esclavitud.

En cambio, si nuestro objetivo es tener una relación matrimonial que nos lleve a mejorar, a complementarnos mutuamente, entonces esa relación se convierte en un poderoso medio para desarrollar en nosotros el sentimiento de libertad, es decir, la capacidad para elegir, de entre lo bueno, lo mejor.

Para lograr que nuestro matrimonio se convierta en un proceso que nos haga crecer y no nos esclavice, tenemos que aprender a hacer equipo con nuestro cónyuge, uniendo nuestros esfuerzos y canalizando nuestro entusiasmo, anhelos e ilusiones hacia un objetivo común.

Si queremos revitalizar el sentido de equipo en nuestra relación de pareja y hacer que nuestra inter-dependencia, motivada por el amor, se convierta en un medio de crecimiento y desarrollo, conviene que tomemos en cuenta algunos puntos:

*Propósito común: En cuanto al por qué de la existencia de la pareja, su razón de ser, sus objetivos y sus funciones.

*Responsabilidad compartida: Ambos deben ser igualmente responsables por el éxito de la relación y por el logro de los objetivos y propósitos comunes.
¿Cómo que su marido es el que sabe de impuestos? ¿Cómo que en la administración de los gastos de la casa su esposa es la mera mera? ¡No! Ambos son co-responsables.

*Liderazgo participativo: Que cada uno aporte sus cualidades, habilidades, conocimientos y aptitudes, para apoyar y dar fuerza al otro.

*Buena comunicación: Imprevistos y dificultades son totalmente normales, pues forman parte de toda relación humana, sin embargo, cuando se desarrolla un clima de confianza, se promueve una comunicación franca y abierta y dichas dificultades pueden ser superadas con mayor facilidad.

*Revitalizar el amor: ¿Cuáles eran sus sueños antes de casarse? ¿Estudiar? ¿Construir una casa? ¿Y quién dijo que tienen que olvidarse de sus sueños una vez casados? ¡Al contrario! Ahora tiene usted un cómplice que puede ayudarlo a conseguirlo.

Fuente/Autor: Jorge Zuloaga

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