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Regañar al adolescente, ¿buena técnica?

27 de enero de 2020

La mejor forma de bloquear la comunicación con un hijo adolescente es darle un buen sermón. Seguramente durante éste su hijo pensará en todo, menos en lo que usted pretende hacerle ver.

Con miras a dar énfasis a ese sermón y lograr un efecto todavía más devastador en el terreno de la comunicación, inícielo con frases como: Cuando yo tenía tu edad…, Antes el respeto era… o En mis tiempos…

Si lo que quiere es no sólo un bloqueo, sino un rompimiento en el proceso de comunicación, entonces regáñelo y fuerte, de preferencia delante de sus amigos. Esa es una de las mejores estrategias para hacer trizas el proceso de comunicación entre los padres y su hijo adolescente.

A nadie le gusta que lo regañen, que lo critiquen o que lo hagan sentirse inadecuado. Si eso nos sucede a los adultos, a los adolescentes con mayor razón, ya que debido al proceso de transformación que viven, experimentan una sensibilidad a flor de piel.

Eso no quiere decir que los hijos adolescentes son intocables. Los padres tenemos la obligación de orientar y corregir a nuestros hijos. Pero si no lo hacemos de la forma adecuada, nos desgastaremos inútilmente, haremos sufrir a nuestros hijos, afectaremos negativamente la comunicación y la convivencia familiar, y a fin de cuentas, no lograremos lo que buscamos: ayudarlos a ser mejores.

Cuando vea que determinada conducta, actitud o proceder de su hijo adolescente lo perjudica o puede llegar a dañarlo, ciertamente usted como padre o madre de familia tiene que hacer algo al respecto. Antes de actuar, tenga bien presente lo siguiente:

1. ¿Qué es lo que realmente busco?

Muchas veces los padres consideramos una conducta como inadecuada, no tanto porque realmente lo sea, sino porque nos molesta en lo personal (la música ruidosa o cierto tipo de vestimenta), y al llamarles la atención sobre eso, buscamos más nuestra comodidad que el bien del hijo.

Vale la pena preguntarse con toda honestidad: ¿Busco realmente su bien, o mi propia comodidad o beneficio?

2. Asegúrese de que el móvil es el amor

Una verdadera corrección tiene que estar fundamentada en el amor. Si usted quiere llamar la atención de su hijo porque lo ama y quiere su bien, entonces vale la pena actuar y buscar la mejor estrategia para lograr su cometido.

3. Identifique con precisión la conducta inadecuada

Con frecuencia tendemos a ver las cosas en forma genérica o global. Por ejemplo, catalogamos a nuestro hijo como desordenado, inmaduro o irresponsable. Si queremos corregirlo pidiéndole que sea más responsable, no nos entenderá y no lograremos nuestro propósito.

Tenemos que ser más específicos hablando de cosas como: termina tu tarea antes de salir, evita dejar tu ropa tirada en el piso, esa manera de hablar es inaceptable aquí en la casa…

4. Cuente hasta diez

Asegúrese de que no está actuando por impulso. Si usted se siente molesto o irritado, si se siente alterado, lo más probable es que al llamar la atención a su hijo proyectará esos sentimientos negativos y hará que el regaño sea contraproducente. Usted perderá autoridad moral ante su hijo porque se sentirá agredido y no le pondrá atención.

Si los puntos mencionados se deben tomar en consideración antes de reprender a un hijo, especialmente si se trata de un adolescente, también es importante poner especial atención a lo que se debe cuidar en el momento mismo en el que se realiza la llamada de atención.

Veamos a continuación algunos de esos aspectos:

1. De persona a persona

Es importante que una corrección, consejo o llamada de atención se realicen en privado, en lo individual, nunca delante de otros y mucho menos frente a sus amigos.

2. Es importante escuchar

Toda moneda tiene dos caras. Es importante escuchar a los hijos, pedirles su versión de los hechos. Puede que no estemos de acuerdo con sus puntos de vista o apreciaciones, pero hay que dejarlos hablar y sobre todo, hay que escucharlos con atención y sin interrumpirlos.

3. Empatía

Cuando nos dirijamos a nuestros hijos para corregirlos o aconsejarlos, es importante hacerles saber que los comprendemos y que los amamos.

La simpatía quiere decir que sentimos lo mismo que la otra persona. En cambio la empatía implica que comprendemos los sentimientos del otro, pero no sentimos lo mismo. Debido a eso, podemos ver las cosas con mayor objetividad y ofrecer mejores soluciones.

4. Ante todo, respeto

Considere siempre a su hijo como una persona que merece respeto. Es un error insultar o denigrar, porque eso crea resentimientos y bloquea la comunicación.

No se imponga, convenza, razone con su hijo, hágale ver el porqué de las cosas. Hágale sentir que lo considera una persona inteligente, y no un tonto incapaz de razonar.

5. Razone

Una llamada de atención, un regaño o un consejo, deben tener un solo propósito: ayudarle a ser mejor, a desarrollar todo su potencial, a forjarse un futuro.

Hágale ver que no será eternamente adolescente, que tiene que ver hacia adelante, que tiene que visualizar a dónde quiere llegar y comenzar a actuar en esa dirección… desde hoy.

6. Llegue a un acuerdo

No es suficiente regañar y ya. La llamada de atención o el diálogo, tiene que llegar a algo concreto: qué es lo que se va a hacer o qué es lo que se va a evitar, ésto tiene que establecerse de común acuerdo, si no, todo quedará en palabras.

7. Dé seguimiento

Una vez que se estableció un compromiso o se llegó a un acuerdo, no hay que dejarlo en el olvido. Es importante darle seguimiento, es decir, verificar que se cumple lo pactado, reuniéndose regularmente con él para ver cómo van las cosas.

Fuente/Autor: Norah y Jorge Zuloaga

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