“La Biblia se vuelve más y más bella en la medida en que uno la comprende.”

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Rincón Vocacional

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27 de enero de 2020

La vocación religiosa es llamada, invitación a… responder al proyecto de Dios en nuestras vidas. Toda persona que ha sido llamada al seguimiento del Señor tiene en su respuesta una historia relacional propia en la que Dios nos lleva a cada uno según su designio, aunque no lo reconozcamos a nuestra hora.

Estaba inmersa en mi propia vida, con planes de iniciar unos estudios universitarios y entonces curiosamente, el día que fui a la universidad a ver si me habían aceptado a la carrera que solicitaba; me encontré con la hora de Dios y no con la mía. En aquel sí de la universidad, de la hora de mis planes de vida más inmediatos, recibí la luz que me hizo encaminar ya no mis planes sino dejar entrar en mi vida los planes de Dios.

La experiencia de la propia vida y de momentos fuertes en los que se toman decisiones importantes se hace difícil de transmitir y compartir desde toda la riqueza que una vive y recibe. “Estoy a la puerta y llamo…” Sí, Dios llamó a mi puerta y le dejé pasar. Desde entonces, en aquel primer SÍ, me vi como un proyecto de Dios.

En el hoy de mi vida religiosa, consagrada al Señor como Dominica de la Presentación veo que ese proyecto se va realizando en una entrega día a día, con sus sombras y sus grandes luces pero sobre todo con su gracia. Ahora siento en lo más hondo de mí, la gratitud por sentirme tocada por Él, enamorada de ese Dios que me va modelando y por el que quiero seguir caminando. Cada día quiero vivirlo a la hora de Dios y que ésta sea también la mía.

“Estoy a la puerta y llamo…”

“Llamaste a la puerta de mi vida,
Señor a tu hora, que no la mía..
Me pediste que la abriese, si me parecía,
Señor a tu hora, que no la mía.
Querías hacer estancia en mí,
Señor a tu hora, que no la mía.
En intimidad morar en mi corazón,
Señor a tu hora, que no la mía.
Temeroso te la abrí, a desgana y a destiempo,
Señor a tu hora, que no la mía.
Ahora has puesto tu tienda en mí,
Señor a tu hora, que también es la mía”. (José-Juan Badia)

Fuente/Autor: Hna. Ana Isabel Pérez

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